lunes, noviembre 19, 2007

Derrapando





Hasta aquí llegó, ya se acabó.

Las despedidas no son tan desagradables como esa sensación de haber regresado y no saber cuándo vas a salir de nuevo. Unida ésta a la necesidad urgente de encontrar trabajo, a otra mudanza y a la inevitable inmersión de nuevo en los asuntos de actualidad nacional, es una bomba:

Que si Chávez, el Rey y por qué no se calla, o callan; la sentencia del 11-M y una nueva convocatoria de manifestación "pro-no se sabe qué" y "contra-todo lo que se menea"; ataques por aquí o fútbol por allá...

¡Uf, Welcome to Spain!

martes, noviembre 13, 2007

Elige



Ya estamos en la recta final de nuestra estancia en Kenya, y por tanto también cerrando los últimos asuntos en lo que a trabajo se refiere. Los viajes tan cortos producen una sensación extraña: al mismo tiempo parece que las semanas han volado, pero la sensación es de haber estado mucho, mucho tiempo.

Ayer, tras una reunión en Machakos, fuimos a un convento de clausura a saludar a unas monjas españolas que tenían ganas de conocernos. Tras las rejas -las que estaban tras las rejas eran ellas, no nosotros-, comimos un menú a la española que nos prepararon: patatas fritas y pechugas de pollo con ajitos, y de postre, pestiños.

Nos contaron un poco de su vida en el convento. Las dos señoras, de más de 60 años, llevan toda la vida adulta tras los muros de monasterios o conventos en distintos puntos del planeta. Han conocido mundo, sí: un mundo desde el interior; un mundo protegido por paredes de piedra; un mundo inmerso en el silencio. Pasan meses sin salir, y cuando lo tienen que hacer (para renovar el pasaporte, ir al médico o al hospital, asistir a un funeral de algún familiar…), les angustia. Prefieren estar dentro, protegidas dentro de su cárcel de paz, oración y vida espiritual. Ambas se declaran personas plenamente felices, que encuentran en su día a día eso que, dicen, más les llena. Cada vez se sienten más cerca de Él (de Jesucristo), y se sienten bendecidas cada minuto.

Con ellas se sentaban dos monjas kenianas jóvenes, de la zona, que llevan ocho años sin ir a casa de su familia, a menos de una hora de distancia. Ocho años sin dormir en su cama, cenar con sus padres y hermanos, u oler a tierra mojada cuando llueve. Ocho años sin ver a sus amigas de la infancia o pasearse por las calles del pueblo que les vio crecer.

Tras esta visita, fuimos con el padre Kennedy a tomar unas cervezas. Nos llevó a un sitio nuevo que no conocíamos. Allí estaban algunos de sus colegas de la diócesis, todos ellos padres que trabajan en las parroquias del distrito. Nos sentamos con ellos. Los botellines circulaban sin cesar, y las conversaciones se hacían cada vez más fluidas y ruidosas.

Nos cogimos una borrachera “como dios manda”, y cuando saqué mi cámara y empecé a hacer fotos, al enseñárselas, uno de ellos pronunció la frase de la noche: “The Pope must know this!”. Para qué dijeron ná… me hizo tanta gracia, que no podía parar de reir. La mesa empetá de botellines de cerveza, y todos con una borrachera bastante curiosa. “El papa tiene que saber esto”. Me faltó tiempo para seguir la broma, claro. “Voy a mandar estas fotos directamente al vaticano, que a Mr. Razinger Kenya se le está yendo de las manos…”. En fin, ya os podéis imaginar, guasa sin límites y bromas también sobre mi no-bautismo y muchas cosas más. El Miércoles nos van a llevar de marcha a un garito cerca de Nairobi, para despedirnos, donde retomaremos el cerveceo y añadiremos baile y música.


¿Monja o cura? Yo lo tengo claro.

viernes, noviembre 09, 2007

Un país de paz





En este capítulo, un poco de política –ya estaba yo tardando eh…- y otros asuntillos de interés (de mi interés, al menos):

Las elecciones en Kenya serán en Diciembre, y se presentan reñidas, pero parece probable un cambio de gobierno. Los candidatos están recorriendo el país dando mítines sin descanso, y a veces escenas de violencia tienen lugar, aunque no llegan a mayores. Son cuatro los candidatos que ostentan alguna posibilidad, aunque a efectos prácticos son dos los partidos que están luchando según las encuestas –los otros dos lograrán representación parlamentaria, pero en ningún caso el número uno de sus listas será presidente-.

El actual presidente, Kibaki, uno de los candidatos con posibilidades reales y en el poder desde el año 2002, fue una pieza clave en la estabilización y democratización del país tras la “dictadura” de Moi, que gobernó el país con mano de hierro desde los años ochenta, y que sorprendentemente se levantó de su sillón de poder para convocar elecciones, a cambio claro está de suntuosos beneficios (pocos se retiran si no es con las espaldas bien cubiertas). No obstante, a Kibaki se le acusa de ser demasiado “tranquilo” y permisivo con los múltiples casos de corrupción, y de no haber hecho los esfuerzos necesarios en materia de inversiones en infraestructuras, entre otras cosas. Aunque parece que en los 'ultimos meses ha hecho esfuerzos mayores que son notables para mucha gente.

Al otro lado se encuentra Raila, que se autodefine como socialdem'ocrata y número uno del partido LPD, afiliado al `Liberal International`. Es apoyado a lo largo y ancho del pa'is, y en concreto por los Luo, tribu muy numerosa y con poder, de la que 'el mismo forma parte. Es apoyado fuertemente por los Estados Unidos y presenta la cara m'as pro-occidental.

Yo, personalmente, no estoy en posici'on de opinar. Deber'ia documentarme m'as, y la opini'on de la gente con la que hablo del tema y a la que le pregunto, no hace sino confundirme m'as...

Kenya es un país estable políticamente, y aunque la corrupción inunda las instituciones, el pueblo es pacífico, y no hay luchas entre etnias, entre opositores políticos o guerrillas. En los últimos años ha habido, no obstante, dos casos de terrorismo que afectaron considerablemente a la industria del turismo: En agosto del 98 dos explosiones destruyeron simultáneamente las embajadas de EEUU en Nairobi y en Dar es Salaam (capital de Tanzania), causando más de 200 muertes (más que en Madrid…). En Noviembre de 2002, unos terroristas suicidas estrellaron un coche lleno de explosivos contra el vestíbulo de un hotel en la costa, cerca de Mombasa, una de las zonas más turísticas del país. El mismo día se dispararon varios misiles contra un avión de pasajeros israelíes que despegaba de esta misma ciudad. Al-Qaeda confirmó su autoría en ambos atentados.

Pero a pesar de estos dos incidentes, en Kenya todos viven en paz. Varias religiones conviven en armonía, y aunque tienen más o menos delimitadas sus parcelas de forma geográfica, existe mezcla y no es ésta causa de conflicto alguno. Casi todos son cristianos, católicos en su mayoría, y hay un 10% de musulmanes que se concentran en la costa y en la zona este del país. El número de tribus es muy elevado, alrededor de 60 creo, y salvo en las ciudades, donde se van perdiendo los valores más tradicionales, la gente se identifica con su tribu de una forma muy singular.

La zona norte de Kenya es la más pobre, y con diferencia. Al parecer –no he estado allí-, las carreteras no son tales a partir de unos 300 Km. al norte de Nairobi, sino que se transforman en caminos de tierra; las infraestructuras son insuficientes, y es sin duda la zona más abandonada del país. Los problemas de escasez de agua son especialmente complejos y agudos, y los pastoralistas, tribus nómadas que tradicionalmente pastoreaban en toda la zona norte, atravesando incluso las que ahora son fronteras con Etiopía, Sudán o Uganda, se han quedado sin pastos de los que subsistir, debido a las graves sequías acaecidas. Así, se han instalado en los alrededores del lago Turkana, y sus problemas de acceso a los servicios básicos son dramáticos. Las ONG que trabajan en la zona lo hacen en su mayoría aplicando estrategias más propias de la acción humanitaria que del desarrollo; tal es la gravedad de la situación.

Bueno, ya he contado un poquito de lo poco que he ido aprendiendo de Kenya. Habrá que volver y seguir leyendo para ir descubriendo más aspectos de este país, porque bien lo merece. Para empezar, que no es poco, se me escaparon los parques naturales y los atrayentes safaris (safari significa “viaje” en swahili), que no tendremos ni tiempo ni pasta para explorar. ¡Buena excusa ésta para volver!

Llueve





Acaba de empezar a llover, y hasta los perros se dejan empapar. No duran mucho los chaparrones, pero la gente los recibe con alegría, y se dibujan las sonrisas en sus rostros mientras miran hacia arriba.

Da comienzo así una época de trabajo duro, pero cuyos frutos se recogerán el resto del año; y nunca mejor dicho, porque es ahora cuando se siembra y cuando se llenan los tanques –de aquellos que tienen tanques, claro -, que proveerán a las familias durante algunos meses.

Los charcos enseguida se interponen en el caminar, pero se llena uno los pies de barro con gusto. Las nubes de polvo se esconden, y el ambiente se limpia. El algodón no engaña my friend, y el respirar, tampoco.

En seguida sale el sol, y todo aparece brillante y reluciente; el arco iris también sale de paseo, cómo iba él a quedarse en casa… Ya funcionan los servicios de CAR WASH que hasta ahora permanec'ian inactivos y que yo, al verlos a lo largo del camino, no comprend'ia qu'e demonios significaban. Sobre unas rocas rojizas, junto a un r'io seco, pod'ia leerse CAR WASH, escrito con pintura blanca; pero ah'i no hab'ia nada, ni nadie. Ahora que fluye un poquito de agua, los coches o matatus aparcan sobre las mencionadas rocas, y el servicio de lavado -un tipo con una gran esponja de gomaespuma y un bote de `fairi` de aqu'i, bajando y subiendo del riachuelo- te deja el veh'iculo divino de la muerte.

Ojalá dure la lluvia, pero que caiga en su justa medida. De otra manera esta celebración podría convertirse en una catástrofe, como ha sucedido otras veces. En 1997 Kenya sufrió el azote de unas lluvias torrenciales seguidas por una sequía muy grave que se prolongó hasta el 2000, y fue un varapalo y una gran tragedia sobre todo en las zonas rurales.

Pues si, que llueva, que llueva, la virgen de la cueva…

domingo, noviembre 04, 2007

Nairobi







La ciudad de la prisa, las muchedumbres, las sinfon'ias de cl'axones y acelerones, y la fragancia de los tubos de escape... la actividad en las calles es contagiosa, y sin propon'ertelo, de pronto tu caminar se torna acelarado, y te encuentras esquivando a las personas, cruzando las calles por cualquier sitio entre las docenas de matatus, o saltando los puestecillos improvisados en los que se vende casi de todo.

Tiene Nairobi tiene tambi'en una cara nocturna muy "interesante": muchos bares y clubs de m'usica, en los que la gente baila y bebe hasta m'as all'a del amanecer, restaurantes, cervezas fr'ias... As'i pudimos comprobarlo el Viernes por la noche, y desde luego la ciudad no nos desfraud'o... Con anfitriones espanyoles residentes en el centro de Nairobi, no nos falt'o ocasi'on para pasar por el Casablanca o el Florida. El S'abado, un concierto en directo en el Simmer's, y despu'es de un par de Tuscker de rigor, a casa ya sin fuerzas para seguir...

El albergue en que nos estamos quedando es todo un cl'asico Lonely-Planetero, con viajeros de distintos puntos del planeta compartiendo experiencias, sugiri'endose rutas y manteniendo conversaciones frente a una taza de t'e. The New Kenya Lodge, as'i se llama, muy recomendable y en pleno centro de la ciudad.

Tres d'ias en Nairobi dan de s'i lo sificiente para patearse el centro de un lado a otro, y llegar hasta el Museo Nacional de Kenya, que lleva cerrado seis meses por rehabilitaciones y no hemos podido visitar. No obstante, la intenci'on y el paseo nos han llevado a un precioso mercado de frutas y verduras, y a un gran parque guap'isimo en el que hemos retozado en plan dominguero.

Manyana nos reuniremos en varios sitios y volveremos a la tranquilidad de Mwala.