sábado, febrero 11, 2012

Como los cangrejos




Leer las noticias de Espanya desde otro continente es, si cabe, más deprimente y doloroso que cuando las lees mientras te tomas el café y la tostaza con aceite, tomate y ajo en el bar de siempre, en tu barrio:

Leer cómo se resquebrajan todos los valores en los que crees; comprobar cómo se pervierten algunos de los pilares básicos de nuestra sociedad, garantes del Estado de Derecho; sospechar cómo van a ser revisados algunos de los avances en cuestión de derechos de los últimos anyos y que nos hacían sentir realmente orgullos, después de haberlos usado como justificación casi exclusiva (hay otras cosas que no se pueden justificar) para decirle a algunos: "Joder, la primera legistatura no estuvo tan mal"; intuir que algunos de los "pasos atrás" -"saltos" me atrevería a decir- serán irrecuperables, o costará muchísimo andarlos de nuevo...

Leer, comprobar, sospechar e intuir desde otro continente es mucho más frustrante porque no puedes hacer nada. Lo único que puedes hacer es escupir tu rabia escribiendo lo cabreado que estás. Pero el cabreo hasta ahora no ha conseguido nada de nada, así que el cabreo "on line", el cabreo que flota desde África para colarse en nuestro país de buenos y malos (yo tengo clarísimo quiénes son los buenos y quiénes los malos, y me paso ya la tolerancia por los cojones), ese cabreo flotante no es más que un hedor a podrido más que, entre todo lo que está en proceso de descomposición en estos días, no es siquiera perceptible.

Y de leer, comprobar, sospechar o intuir se pasa a sufrir o delirar cuando se piensa en por qué están así las cosas... y es que así son porque así las hemos (las han) elegido. Sin más.

Así que parece que lo que queda es seguir caminando hacia atrás como los cangrejos, y comprobar cuánto cabreo somos capaces de acumular.