viernes, noviembre 09, 2007

Llueve





Acaba de empezar a llover, y hasta los perros se dejan empapar. No duran mucho los chaparrones, pero la gente los recibe con alegría, y se dibujan las sonrisas en sus rostros mientras miran hacia arriba.

Da comienzo así una época de trabajo duro, pero cuyos frutos se recogerán el resto del año; y nunca mejor dicho, porque es ahora cuando se siembra y cuando se llenan los tanques –de aquellos que tienen tanques, claro -, que proveerán a las familias durante algunos meses.

Los charcos enseguida se interponen en el caminar, pero se llena uno los pies de barro con gusto. Las nubes de polvo se esconden, y el ambiente se limpia. El algodón no engaña my friend, y el respirar, tampoco.

En seguida sale el sol, y todo aparece brillante y reluciente; el arco iris también sale de paseo, cómo iba él a quedarse en casa… Ya funcionan los servicios de CAR WASH que hasta ahora permanec'ian inactivos y que yo, al verlos a lo largo del camino, no comprend'ia qu'e demonios significaban. Sobre unas rocas rojizas, junto a un r'io seco, pod'ia leerse CAR WASH, escrito con pintura blanca; pero ah'i no hab'ia nada, ni nadie. Ahora que fluye un poquito de agua, los coches o matatus aparcan sobre las mencionadas rocas, y el servicio de lavado -un tipo con una gran esponja de gomaespuma y un bote de `fairi` de aqu'i, bajando y subiendo del riachuelo- te deja el veh'iculo divino de la muerte.

Ojalá dure la lluvia, pero que caiga en su justa medida. De otra manera esta celebración podría convertirse en una catástrofe, como ha sucedido otras veces. En 1997 Kenya sufrió el azote de unas lluvias torrenciales seguidas por una sequía muy grave que se prolongó hasta el 2000, y fue un varapalo y una gran tragedia sobre todo en las zonas rurales.

Pues si, que llueva, que llueva, la virgen de la cueva…