jueves, agosto 02, 2012

La hora de la ruptura

La hora de la ruptura... Suena a reflexión radical aunque hoy, con la que està cayendo, con la que nos està cayendo, nada es suficientemente radical; sólo lo que està pasando es tan macarra que cuesta trabajo creerlo (de entenderlo ni hablamos).

La hora de la ruptura es el momento que todos están esperando desde antes incluso de levantarse. La hora de la ruptura es el momento en el que està permitido comer y beber hasta la saciedad, en familia, en cantidades y calidades inmejorables –recuérdese que “inmejorable” es un adjetivo subjetivo y que por tanto no aplica igual para todos-. El mes del Ramadàn cambia los hábitos de las personas y el ritmo de la ciudad. Todo va más despacio, como un mes de agosto en Sevilla.  

Me pregunto si en nuestro país habría que sugerir a más de uno la práctica del Ramadan. También denominado Kareem, “el mes generoso”, dicen que te acercas màs a Dios -a Alà en este caso,  ambos en mayúscula- y que te ayuda a limpiarte y a ser mejor persona. Quien nos dice que un Ramadán bien hecho no nos ayudaría a limpiar las pelusas que hay debajo de la cama y a ser un poco mas solidarios con los nuestros y con los de màs allá?

La hora de la ruptura significa la hora de romper con el sacrificio y darse al placer, aunque contenido. Esta contención demuestra autocontrol, voluntad y disciplina. Los niños están exentos, asi como las mujeres embarazadas y las personas mayores o enfermas.

Pero contención y ruptura son la antítesis la una de la otra. Como podrían la contención y la ruptura conjugarse en depende qué contexto?

No se puede romper con alguien conteniéndose (o rompes o no rompes oiga, pero la ruptura contenida no existe), así como no puede uno, o no debe por ser una soberana gilipollez, contenerse de romper con ese mismo “alguien” (o con un "alguien" diferente).

Se puede romper con un embarazo no deseado (al menos se podía), y dicen que se podría contener la prima de riesgo. En cambio, la prima de riesgo no rompe, no acaba de explotar oye; y es curioso, porque parece que cada dos semanas alcanza nuevos máximos que nos acercan al cataclismo total, al borde del dichoso precipicio. Pero qué va, no acaba de romper, no acaba de explotar (como cuando bailamos un tema de House en una discoteca).

Gallardón nos intenta convencer de que no rompamos con nuestro embarazo no deseado: hay que contenerse, nos repite, aunque la criatura vaya a tener una vida de mierda con la que a su vez no podrá romper legalmente. Muy listo el Sr. Gallardón, muy listo, muy oportunista, muy machista y sobre todo muy de derechas. Y pensar que este señor consiguió seducir a muchos (tengo que decir que a mi jamàs me sedujo) insinuándose como el más “pogre” de los peperos. Te estàs luciendo Gallardón.

La hora de la ruptura significa muchas cosas. Estos días significa en Espanya desmantelar una forma de vivir y de pensar, destrozar estructuras y derechos que ya nadie cuestionaba, despertando debates que parecían superados. La hora de la ruptura significa que ya esta bien, significa que no se puede abusar del poder –por muy democráticamente que haya sido otorgado- y de lo coyuntural para reventar los cimientos de todo lo que nos importa y nos preocupa.  

No considero que el ayuno sea la solución, claro. Pero se me antoja que habría que encontrar la manera de romper para ensayar nuevas fórmulas mientras contenemos la hemorragia:

Parece que todo el mundo sabe que la política económica que defiende Merkel es un error bíblico, igual que todos sabíamos (no había que ser muy espabilado) que la maldita burbuja inmobiliaria pincharía. Pero hoy seguimos con el ronroneo (o el ladrido) de la contención del déficit y el gruñido de la disciplina presupuestaria, igual que se seguía en nuestros años de bonaza especulando con el suelo y traficando con el ladrillo. Del pinchazo salieron mal parados unos pocos inversores y promotores (otros muchos se hicieron de oro, tienen hoy sus cuentes en Suiza y que son ademàs los que nos gruñen y ladran sin parar), pero del control de déficit y el rigor presupuestario no salen vivos mas lo que tienen sus cuentas en Suiza… nos están ladrando y gruñendo en la misma puerta de nuestra casa, por la tele, en los periódicos, a través de la radio… Todo el puto dia con el "run-run".

La hora de la ruptura significa muchas cosas, o no significa nada. Podemos escuchar los ladridos y gruñidos, pero podemos también subir el volumen y hacer lo que nos de la gana. Podemos hacer lo que nos venga en gana si nos lo creemos y somos consecuentes con lo que hacemos, caminando hacia donde queramos ir. La hora de la ruptura esta en las entrañas de cada acción que emprendamos y de cada decisión que tomemos, mientras la indiferencia y la pasividad lo nublan todo.  

Y yo no quiero vivir en un mundo gris.  

1 Comments:

Blogger Nando said...

Bella entrada!
Qué se puede comentar, si tienes más razón que una santa ;)
Un abrazo desde Finlandia, y a seguir dando caña!

8:05 a. m.  

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