jueves, diciembre 04, 2008

Tito

Me dicen que estás profundamente dormido. Estás dormido, pero estás en todos los lugares donde siempre estuviste:

Estás dentro de la gran jaula de pájaros, mirando hacia los lados y señalando con el dedo mientras nos ibas explicando qué especie crió y cuántos huevos había en el nido.

Estás caminando por la calle, en la Plaza de Santa María, una mañana fría de invierno, bien cerrado tu abrigo negro hasta la barbilla. Cada esquina, cada casa os sugería una historia que contarnos; cada conocido merecía unas risas sarcásticas y cómplices, cada taberna un rastro de tiempos pasados -y no tan pasados-. Cada desgracia o problema una razón para insultaros entre vosotros, riéndoos de los problemas del otro, rozando la desfachatez esa que sólo pueden rozar los buenos amigos. Y cuando os juntabais los tres, todo se multiplicaba por cuatro. Era fácil imaginaros con 20 años bebiendo vino en el Callejón.

Estás en tus historias del viaje a Marruecos, y del mariquita que perseguía a mi hermano por la ciudad de Tánger… te encanta contar ésta. Estás en mi cuarto de la casa de Sevilla, descansando tras una comilona a la que no estabas habituado. Y hablando de flamenco en la mesa de la cocina.

Estás en la frase que siempre me dices, y que voy a recordar toda la vida: “Eres la horma de su zapato”; al principio no la comprendía muy bien. Estás también el la puerta de tu casa, cansado, despidiéndote de nosotros, -yo siempre en visitas fugaces-, junto al monte de Jabalcuz, con tus zapatillas marrones de cuadros. E imitando nuestra “j”, porque en el fondo nunca te gustó que hubiésemos “salío” tan “sevillanos”, si somos de Jaén, ni pollas.

Y estás en mi blog, junto al Primo Curro, leyéndome y animándome a continuar porque las cosas suceden y hay que asumirlas aprendiendo de ellas. Ya me llamas Pitufa tú también, y a mí me encanta.

Estás en nosotros. Eres “El Tito” que nunca necesitó "Apellido", porque como “El Tito” sólo estabas tú...y yo ahora estoy demasiado lejos.

Me han llamado para decirme que ya no duermes... Descansa, que alguien hoy te homenajea desde la Isla de la Suerte.

Un poco de tí está aquí.