miércoles, diciembre 04, 2013

Ramón

Ramón,

Si supieras que tu muerte nos ha transportado a todos a las aulas de un Colegio con olor a incienso y velas solitarias,

Si supieras los borbotones de recuerdos y nostalgia que estamos sintiendo al leernos los unos a los otros, asomándonos a un pasado -cada vez más lejano- que se nos ha quedado incrustado como incrustados se quedaron esos romances en nuestras cabezas...


Si supieras, Ramón, que a veces he dudado de tus métodos poco ortodoxos, y que aún hoy no sé cómo explicar algunos momentos límite que vivimos sentados en el suelo, descubriendo nuestras debilidades y las de los demás…

Si supieras que nunca voy a olvidar el silencio más intenso que he vivido, durante aquella clase en la que nadie dijo una palabra y, mientras nuestras cabezas iban a mil por hora y nos reíamos nerviosos, nos clavabas una mirada que lo decía todo sin decir nada…

Si supieras que el tema de conversación de los recreos tras tus clases eras tú,

Si supieras lo raro que pareces en nuestras historias cuando las contamos a los demás,

Si supieras cuánta razón tenías cuando me decías que me equivocaba dejando tus clases para dirigirme hacia una carrera técnica que nunca ejercí,

Si supieras que un grupo de alumnas tuyas han grabado un video desde diferentes geografías de España y Europa, recitándonos a todos una parte de tí, una parte de nosotros,

Si supieses que algunos de los alumnos que odiaban tus clases han escrito preciosos mensajes explicando cómo han aprendido a entenderte,

Si supieras que con tu muerte, Ramón, nos estás de nuevo invitando a mirarnos dentro, muy dentro, y a compartirlo con los demás...

Ramón, las mezquitas de Níger llaman hoy al rezo con música gregoriana, y los recuerdos flotan vestidos de negro, descalzos, susurrando en castellano antiguo desde continentes lejanos.