viernes, mayo 25, 2007

El hambre de vivienda


















924 millones de personas según Naciones Unidas habitan en “tugurios’”


La expresión “Hambre de vivienda” fue acuñada por Julián Salas Serrano, Doctor en Ingeniería Industrial e investigador de CSIC, hace algunos años para definir la precaria situación habitacional en que se encontraban miles de latinoamericanos. Hoy, se puede hacer extensible a muchas zonas del planeta.


Actualmente alrededor de 3,000 millones de persona -casi la mitad de la humanidad- residen en centros urbanos, y muchas de estas personas viven hacinadas en barrios que no ofrecen los niveles mínimos que aseguren a sus habitantes el acceso a los servicios básicos, y por tanto el disfrute de una vida digna y saludable. Muchos de los tejidos urbanos son además asentamientos ilegales en los que sus habitantes viven en situación de ocupación. Más del 50% de latinoamericanos vive en terrenos de dudosa propiedad.
La declaración de Derechos Humanos dice:

“Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.” (Artículo 17.1).

“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” (Artículo 25.1)

Además, los Jefes de Estado y de Gobierno firmaron la Declaración de Estambul de 1996 sobre los Asentamientos Humanos, donde se comprometían a “garantizar una vivienda adecuada para todos y de lograr que los asentamientos humanos sean más seguros, salubres, habitables, equitativos, sostenibles y productivos”, y a seguir las recomendaciones en el marco del Programa Hábitat. Esta iniciativa, promovida por el Programa de Naciones Unidas para los asentamientos humanos en 1996, tiene como objetivo la reducción de la pobreza en las ciudades, así como convertirlas en lugares más ordenados, más seguros y más dignos para sus pobladores.

Así, la urgencia de las mejoras en las grandes aglomeraciones urbanas es una realidad de la que somos conscientes, y prueba de ello es que está en las agendas de los organismos internacionales, de los gobiernos de los países del Sur, y también en la de las organizaciones civiles. Pero estas mejoras no se están acometiendo al ritmo que debieran.

La ocupación ilegal del suelo es unos de los problemas con los que tropieza el diseño de estas mejoras: genera precariedad habitacional, porque las autoridades locales dejan de ingresar una parte muy importante de los impuestos sobre los bienes inmuebles o sobre la renta que, de ser recaudados, fomentarían la mejora de los servicios públicos, y facilitarían a los propietarios la obtención de créditos y avales. Además, los habitantes de estos “hogares sin papeles” no invierten esfuerzos ni personales ni económicos en arreglos o mejoras, pues no ostentan sentimiento de tenencia o de propiedad; y las casas cada vez están más deterioradas y la insalubridad más acusada… Es por tanto un círculo vicioso e infinito, en los que los más vulnerables se ven atrapados y sin salida posible.


Las dificultades para dar solución a este problema, no obstante, son muchas, y sobre todo se basan en cuestiones jurídicas y políticas. La organización del proceso, a nivel administrativo, es compleja, y requiere sistemas catastrales y registrales muy engorrosos y caros en su implementación. Además, existe un peligro añadido: las mejoras excesivamente rápidas pueden ser contraproducentes para la población más vulnerable, pues el incremento de los precios de las viviendas puede venir acompañado de movimientos de capital en forma de especulación inmobiliaria, de la que saldrían seriamente perjudicados.

La cuestión de la propiedad es un problema, es un reto que hay que asumir y para cuya resolución es necesario elaborar políticas, fomentar capacidades, y fortalecer la colaboración entre los gobiernos y la sociedad. Estas políticas deben garantizar la seguridad de los ocupantes, que sólo así invertirán esfuerzos para mejorar las condiciones de su vivienda y con ésta, su calidad de vida.

Los procesos deben ser progresivos y participativos, porque sólo de esta forma se asegurará que la solución adoptada será la preferida por los habitantes de estos tejidos urbanos y facilitará así el empoderamiento de la población. No han de ser cambios drásticos que varíen radicalmente el estatus de los pobladores, sino que han de partir de la situación actual hacia un sentimiento de tenencia y seguridad cada vez más inherente.

Las fórmulas y medidas a adoptar para abordar este reto dependerán del entorno del país, en términos políticos, culturales, económicos e históricos. La formalización de los asentamientos en forma de títulos de propiedad parece, en un principio, el “ideal”, pero no es una fórmula replicable en todos los contextos. Existen alternativas como la promoción del alquiler, la cesión del suelo por parte del estado,… Es por ello que la colaboración entre las distintas instituciones y con la sociedad civil es fundamental para lograr diseñar las medidas más apropiadas para cada comunidad.

El caso de Brasil es muy alentador. Lula adoptó, en 2003, la valiente iniciativa de dar títulos de propiedad a los habitantes de millones de favelas, y asumiendo las dificultades que encontraría por el camino, comenzó acometiendo la legalización de la propiedad de los terrenos donde éstas se asientan. En la constitución de la República Federal de Brasil dice:


"...a habitação como responsabilidade comun da União, dos estados e municipios."

Desgraciadamente, la tierra es hoy un bien de mercado, es un activo al que los pobres no pueden acceder. Por eso, los tugurios constituyen hoy la “solución” para alojar a millones de personas desfavorecidas a lo largo y ancho de este planeta. Éste es el gran “problema”. Hoy, la “vivienda digna para todos” es una utopía.





miércoles, mayo 23, 2007

Alternativas

El fin de la pobreza es una decisión política

lunes, mayo 21, 2007

Columna de Manuel Vicent



Publicada el domingo 20 de Mayo en El País; es un tanto agresiva, pero me ha encantado:

Cacería

"La revolución de la derecha neoliberal consiste en aplicar la teoría de la selección natural a la sociedad. El que no pueda seguir, que se quede; el que no sea capaz de competir, que se entregue; el que tenga miedo, que huya. No pasa nada.

El mercado acabará recomponiendo el equilibrio de las especies. Así sucede en la selva. Los animales viejos, débiles o enfermos son sacrificados a la ley del más fuerte. Los neoconservadores aplican este principio a la economía y a la moral.

Ahora enarbolan con orgullo una triple divisa: somos los mejores; se acabaron los complejos; vamos a por ellos. En este caso ellos son los izquierdistas, los equidistantes y los tibios en general. Se creen los mejores porque suelen ser vástagos de familias influyentes, han estudiado en colegios selectos, han hecho masters en las universidades más acreditadas, poseen buenos equipos, dominan la banca y las grandes empresas y algunos incluso tienen mucho talento.

Después de enmascarar tantos años de forma vergonzante la ideología de derechas bajo distintos paños civilizados, de pronto no sienten ningún complejo de sacar la cabeza de predador por el cuello de la camisa y exhibirla en el Parlamento, en los despachos y en los foros internacionales. A estos nuevos felinos se les suele ver encorbatados por la calle en grupo cuando abandonan la oficina a la hora del almuerzo y se dirigen al restaurante con el móvil en la oreja. Nunca dejan de cazar. Es probable que en ese momento estén devorando por teléfono a una presa débil, confiada. También en la sabana el plato preferido los guepardos son los antílopes cojos.

Los neoconservadores van a misa los domingos con toda la familia montada en el Patrol todoterreno, que aparcan en los aledaños del templo como en los porches del cortijo cuando van a matar venados en una montería. La iglesia los bendice, les cubre las espaldas e imbuidos por esta moral realizan una política de combate sin que les detenga ningún código con tal de aplastar al enemigo.

Del triple lema que los define, paradójicamente, la agresividad del grito ¡a por ellos! es su flanco más débil. Porque trasladar a la política el espíritu de las cacerías al final todo lo contamina. El adversario acaba por contraatacar con las mismas armas y a los ciudadanos, que ya llevan a cuestas sus propios problemas de cada día, se les obliga a cargar con esta crispada contienda como una cruz de plomo de forma gratuita.

Sólo por su aire colérico y montaraz la derecha puede perder las elecciones."

Parece que las encuestas del Instituto Opina confirman esta última afirmación, y esperemos que así sea. Confiemos en que los ciudadanos elijamos "palomas" y no "halcones"...

viernes, mayo 18, 2007

La nueva Gran Muralla China: La Presa de Las Tres Gargantas















La construcción de la presa de las Tres Gargantas es el proyecto hidroeléctrico más grande y más controvertido del mundo. La presa mide 185 metros de alto y 2.309 metros de largo, y se han consumido 27 millones de metros cúbicos de cemento. En 1919 se propuso la construcción de esta presa dentro del "Plan Industrial" de China, pero sin embargo no fue hasta 1992 cuando se aprobó definitivamente; la construcción concluyó en 2006, pero existen otros proyectos que contemplan la construcción de más presas a lo largo de este río, el Yangtze, el más largo de Asia y el tercero más largo del mundo.

El desarrollo de este proyecto ha traído muchos problemas técnicos, sociales y medioambientales, además de escándalos por corrupción. EEUU, Japón, el Banco Mundial y otros organismos, además de todos los grupos ecologistas, han criticado el proyecto desde sus inicios, y la Comisión Mundial de Represas lo ha cuestionado en repetidas ocasiones.

El desalojo de casi dos millones de personas, denominado “desplazamiento por causa del desarrollo”, la anegación de más de 140 núcleos urbanos y de 1.600 empresas y fábricas, ha repercutido enormemente en la economía y en el empleo de la zona, y supone un drama social sin precedentes. Además, reliquias culturales de valor incalculable quedaron así mismo sumergidas para siempre.

El impacto medioambiental es también incuestionable: afecciones al paraje natural, deforestación, empeoramiento en la calidad del agua y del drenaje, excesivo caudal de aguas residuales, erosión del suelo en los márgenes del embalse, la generación excesiva de sedimentos que podría afectar al funcionamiento de la presa, la contaminación de la cuenca…

Desde los orígenes de la historia de China, quien ha sabido gobernar los ríos ha obtenido la legitimidad del poder; el buen gobernante dejaba la huella de su memoria en las grandes obras hidráulicas. Los principales argumentos esgrimidos para acometer esta faraónica obra fueron reducir la incidencia de las crecidas del río y razones de tipo energético. China es el segundo país consumidor de energía, y la escasez energética podría frenar el flujo inversor que mantiene. Se estima que la presa genera por si sola el 10 por ciento del total de demanda energética en el país, reduciendo así la dependencia externa.

La presa de las Tres Gargantas quedará como uno de los legados más visibles y grandiosos de la “dinastía roja”, pero pone en evidencia el modelo de desarrollo escogido por la clase dirigente china: un modelo desarrollista acelerado, falto de sentido social y ecológico y atento al beneficio inmediato pero en absoluto cuidadoso con los efectos colaterales o las consecuencias a medio y largo plazo.

El poder absoluto y unilateral de la China actual no dio oportunidad a discutir otras alternativas que también hubiesen sido viables. Una constelación de pequeñas actuaciones hidráulicas puntuales, de bajo impacto y máxima efectividad no habrían conseguido, en modo alguno, proyectar la imagen épica de superpotencia del siglo XXI.



lunes, mayo 07, 2007

Nuestro Colegio Aljarafe. Discurso 05_05_07





Han transcurrido ya varios años – hasta 30 en algunos casos- desde que concluyó nuestra educación primaria o secundaria, pero todos nos sentimos aún parte de la comunidad del Colegio Aljarafe. Buena prueba de ello es precisamente nuestra presencia hoy aquí. Durante todo este tiempo, cada uno de nosotros ha seguido su camino; cada uno de nosotros ha vivido, ha trabajado, se ha formado o se ha desarrollado en muchos y distintos ambientes y geografías. Pero todos conservamos marcadas características y existen vínculos singulares entre todos nosotros que sorprenden a quien dedique siquiera unos minutos a reflexionar sobre ello. Así se comprende este homenaje al Colegio Aljarafe: a sus miembros, impulsores, precursores, profesores, trabajadores, padres y a nosotros, sus alumnos.


La mayoría de las personas conservan entrañables recuerdos de su etapa escolar. Cualquiera de nosotros podría recordar el anfiteatro o el comedor, los partidos de fútbol, las clases de drama y las Asambleas, los cipreses y las rutas, el huerto y la biblioteca en los vagones de tren. Pero además nosotros tenemos la fortuna de poseer algo más que meros recuerdos. Nosotros tenemos la marca del Colegio Aljarafe; una marca que permanece muy presente y que conforma nuestras actitudes, valores y formas de relacionarnos. No es común encontrar a grupos humanos tan diversos y que, a su vez, compartan tantas características y puntos de afinidad. En cualquier conversación entre nosotros, incluso aunque no nos conozcamos, aparecerán sin duda gestos y signos que nos identifican.


Son muchos los valores que se podrían destacar, resultado de la estrategia educativa del Colegio; la educación artística –el fomento a la lectura, la poesía, la pintura, el teatro, la música…-, las actividades deportivas, la personalidad de nuestros profesores y el trato con ellos y, como consecuencia de todo esto, la convivencia entre nosotros mismos.


Pero sobre todos los demás, quisiera destacar el que estimo el valor más precioso del Colegio, el que nos hace sentirlo único, el más diferenciador: La educación social en tolerancia y libertad, desde edades muy tempranas. La promoción de actitudes críticas y la educación en los más básicos principios de solidaridad, justicia e igualdad, mediante la apertura de espacios de discusión abiertos a todos, y el apoyo y generación de iniciativas participativas. Estos valores nos sitúan, dentro de nuestra sociedad, junto al progreso, la igualdad, la libertad y la solidaridad.


Y así es como somos, y nos encanta. Nuestro paso por el Colegio ha marcado nuestra personalidad, y todos nos sentimos afortunados de haber compartido este proyecto educativo, que creemos ha trascendido y que permanece y permanecerá siempre en nosotros. Por todo esto creemos que nuestro Colegio merece un elogio, un homenaje y un aplauso como éste.