En este capítulo, un poco de política –ya estaba yo tardando eh…- y otros asuntillos de interés (de mi interés, al menos):
Las elecciones en Kenya serán en Diciembre, y se presentan reñidas, pero parece probable un cambio de gobierno. Los candidatos están recorriendo el país dando mítines sin descanso, y a veces escenas de violencia tienen lugar, aunque no llegan a mayores. Son cuatro los candidatos que ostentan alguna posibilidad, aunque a efectos prácticos son dos los partidos que están luchando según las encuestas –los otros dos lograrán representación parlamentaria, pero en ningún caso el número uno de sus listas será presidente-.
El actual presidente, Kibaki, uno de los candidatos con posibilidades reales y en el poder desde el año 2002, fue una pieza clave en la estabilización y democratización del país tras la “dictadura” de Moi, que gobernó el país con mano de hierro desde los años ochenta, y que sorprendentemente se levantó de su sillón de poder para convocar elecciones, a cambio claro está de suntuosos beneficios (pocos se retiran si no es con las espaldas bien cubiertas). No obstante, a Kibaki se le acusa de ser demasiado “tranquilo” y permisivo con los múltiples casos de corrupción, y de no haber hecho los esfuerzos necesarios en materia de inversiones en infraestructuras, entre otras cosas. Aunque parece que en los 'ultimos meses ha hecho esfuerzos mayores que son notables para mucha gente.
Al otro lado se encuentra Raila, que se autodefine como socialdem'ocrata y número uno del partido LPD, afiliado al `Liberal International`. Es apoyado a lo largo y ancho del pa'is, y en concreto por los Luo, tribu muy numerosa y con poder, de la que 'el mismo forma parte. Es apoyado fuertemente por los Estados Unidos y presenta la cara m'as pro-occidental.
Yo, personalmente, no estoy en posici'on de opinar. Deber'ia documentarme m'as, y la opini'on de la gente con la que hablo del tema y a la que le pregunto, no hace sino confundirme m'as...
Kenya es un país estable políticamente, y aunque la corrupción inunda las instituciones, el pueblo es pacífico, y no hay luchas entre etnias, entre opositores políticos o guerrillas. En los últimos años ha habido, no obstante, dos casos de terrorismo que afectaron considerablemente a la industria del turismo: En agosto del 98 dos explosiones destruyeron simultáneamente las embajadas de EEUU en Nairobi y en Dar es Salaam (capital de Tanzania), causando más de 200 muertes (más que en Madrid…). En Noviembre de 2002, unos terroristas suicidas estrellaron un coche lleno de explosivos contra el vestíbulo de un hotel en la costa, cerca de Mombasa, una de las zonas más turísticas del país. El mismo día se dispararon varios misiles contra un avión de pasajeros israelíes que despegaba de esta misma ciudad. Al-Qaeda confirmó su autoría en ambos atentados.
Pero a pesar de estos dos incidentes, en Kenya todos viven en paz. Varias religiones conviven en armonía, y aunque tienen más o menos delimitadas sus parcelas de forma geográfica, existe mezcla y no es ésta causa de conflicto alguno. Casi todos son cristianos, católicos en su mayoría, y hay un 10% de musulmanes que se concentran en la costa y en la zona este del país. El número de tribus es muy elevado, alrededor de 60 creo, y salvo en las ciudades, donde se van perdiendo los valores más tradicionales, la gente se identifica con su tribu de una forma muy singular.
La zona norte de Kenya es la más pobre, y con diferencia. Al parecer –no he estado allí-, las carreteras no son tales a partir de unos 300 Km. al norte de Nairobi, sino que se transforman en caminos de tierra; las infraestructuras son insuficientes, y es sin duda la zona más abandonada del país. Los problemas de escasez de agua son especialmente complejos y agudos, y los pastoralistas, tribus nómadas que tradicionalmente pastoreaban en toda la zona norte, atravesando incluso las que ahora son fronteras con Etiopía, Sudán o Uganda, se han quedado sin pastos de los que subsistir, debido a las graves sequías acaecidas. Así, se han instalado en los alrededores del lago Turkana, y sus problemas de acceso a los servicios básicos son dramáticos. Las ONG que trabajan en la zona lo hacen en su mayoría aplicando estrategias más propias de la acción humanitaria que del desarrollo; tal es la gravedad de la situación.
Bueno, ya he contado un poquito de lo poco que he ido aprendiendo de Kenya. Habrá que volver y seguir leyendo para ir descubriendo más aspectos de este país, porque bien lo merece. Para empezar, que no es poco, se me escaparon los parques naturales y los atrayentes safaris (safari significa “viaje” en swahili), que no tendremos ni tiempo ni pasta para explorar. ¡Buena excusa ésta para volver!