Incorporaciones automáticas
Las actividades que vengo desarrollando ofrecen una visión de mi experiencia que nada tienen que ver con la que pude aportar cuando estuve en China o en Kenya. Ahora vivo aquí, tengo una rutina de trabajo, y los descubrimientos y aprendizajes se incorporan rápidamente a mi vida sin apenas pasar por mi cabeza en forma de reflexión o curiosidad observada. De hecho, al sentarme a escribir, sólo se me ocurren asuntos que para mí son tan banales que no me parecen de interés general… Haré un esfuerzo, no obstante.
Los dominicanos son gente muy alegre y dicharachera. En cualquier lugar o situación una conversación fluye de forma natural: en los colmados, en los taxis, en bares o discotecas, con los vecinos, en el parque… es por ello que es un país cómodo para llegar e instalarse, te acoge rápidamente y enseguida empiezas a formar parte del tejido "platanero" o "aplatanado", como dicen aquí. Aplatanarse es dominicanizarse - léase el plátano como elemento básico de la dieta dominicana- y el aplatanamiento el contagio de la calma, tranquilidad -la torrija vaya- u otros rasgos dominicanos.
Los colmados son los centros de reunión por excelencia. Abren todo el día, y en ellos se pueden comprar productos de primera necesidad (botellones de agua, frutas y verduras, tabaco,…). También se va a los colmados a tomar (a beber), y hay gente sentada en la puerta tomando cerveza y ron casi a cualquier hora. Además, tienen servicio a domicilio, y te traen a casa lo que precises, cuando lo necesites, y sin recargo extra.
La zona colonial de Santo Domingo es el centro de la ciudad, y es donde se cuecen todas las actividades lúdico-festivas y culturetas. Es preciosa, y perdiéndote por sus calles descubres todos los monumentos e iglesias de la época colonial, de aquellos los conquistadores españoles. En el parque Duarte –a dos minutos de mi casa-, nos reunimos muchos a tomar unas cervezas compradas en el colmado de turno, y a charlar y hacer corito (como dicen aquí). Después, el que quiere seguir, se va a bailar a alguno de los muchos bares disponibles.
La música más escuchada aquí, y bailada, son la bachata, el merengue y la salsa. Todo el mundo las baila, y suena por todos lados a un volumen a menudo excesivo y molesto. Mi vecino, por poner el ejemplo más cercano, no tiene ningún problema en pincharse unos temitas a toda potencia a cualquier hora del día, de la noche o de la mañana. Menos mal que yo soy de buen dormir y capaz de abstraerme de cualquier ruido… Aquí sería un problema tener insomnio o sueño delicado, pues no existe la conciencia del respeto al de al lado en el sentido en que nosotros la conocemos.
Ayer se inaguró oficialmente la campaña electoral a las presidenciales de Mayo. Gastan auténticas millonadas, empapelan todas las paredes existentes, y sacan a la calle carros musicales (de nuevo explosión de decibelios), con bailarinas y grifos de cerveza: “Vote a Miguel Vargas, y de camino échese un bailecito y un traguito amigo”. Ese es el rollo, así que, a partir de ahí, podéis imaginar, extrapolando, cómo es la política en este país. Las tormentas, que han supuesto una gran catástrofe para gran parte del país, ya no son noticia, y el gobierno afirma que todo está perfecto, solucionado. Y a gastar en las campañas.
Con el trabajo estoy encantada. Tan implicada, que hasta sueño con él. Estoy aprendiendo mucho, y ahora que conozco a todos mis compañeros y a todo el equipo local, y que me siento una más –integradísima-, empiezo a comprender cómo funcionan las cosas y a tener capacidad de tomar decisiones de forma autónoma, y de generar ideas. Casi está confirmado que me quedaré hasta Junio –cómo se ha estirado la cosa, qué bien-. Una misión de 7 meses sí creo puede aportarme una experiencia completa e integral.
El trabajo en Acción Humanitaria es muy adrenalínico. Se ejecutan grandes cantidades de dinero en poco tiempo, y los resultados se observan de inmediato. Y es que los objetivos son más tangibles y concretos que los caracteristicos de intervenciones de desarrollo, porque persiguen dar asistencia de emergencia a las poblaciones afectadas, y no transformar estructuralmente la vida de las personas. Pretenden apoyar a las familias para que recuperen el estado en que solían vivir lo más rápidamente posible, y no mejorar sus condiciones de vida. Aunque esto no es del todo cierto, porque en teoría toda acción de ayuda humanitaria habría de mantener también un enfoque desarrollista; en el caso de Dominica, y en concreto en los lugares afectados por las Tormentas NOEL y OLGA, esto es absolutamente utópico, porque la gente vive en zonas de riesgo que volverán a inundarse cuado suceda otra tormenta. Muchas comunidades están ubicadas en la cuenca de los ríos, y estos son capaces de crecer de una forma asombrosa en poco tiempo, dando apenas tregua para evacuaciones o rescates. Así lo han demostrado: los ríos han “hablado” ya varias veces.
La planificación del territorio –si es que se puede decir que exista planificación de territorio- presenta zonas de alto riesgo, y como la gente vive en ellas, éstas constituyen un mapa de vulnerabilidad clarísimo.
El operativo en que trabajo tiene una componente de agua y saneamiento -provisión de agua segura allí donde los sistemas de agua quedaron dañados, con plantas de tratamiento y distribución con camiones cisterna-, de distribuciones de ayuda alimentaria, y, por último, de ayuda no alimentaria en forma de kits de higiene, kits de limpieza de las casas y calles, mosquiteros, lonas, mantas, kits para niños, etc.
Vaya, parece que el esfuerzo que tuve que hacer para empezar a escribir, lo tengo que hacer ahora para parar…
Besakos para todos.
1 Comments:
Esa PIIIII!! echate una salsita a mi salú prima cuando te ponga un temita el vesino....y siga informando blankita!
besakos del galleta from catetoland
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