sábado, noviembre 11, 2017

Antepasados

Creen algunos pueblos africanos que la muerte es “amortal”, que es la “prolongación de la vida”. La vida se prolonga para dar paso al estadio de antepasado, que se concibe como el estadio superior por excelencia. La muerte se convierte por tanto en el punto culminante de una ascensión prestigiosa, y el antepasado se encuentra en la cima del prestigio.

Hay hombres y mujeres que se convierten en nuestros antepasados sin saberlo. Antes de conocerte a tí o a Iván, Paco y Cuadrado eran ya un nombre y apellido indivisibles y harto conocidos, familiares. Todo el que ha pasado por el Colegio Aljarafe conoce al menos una porción de tu obra y de tu persona.

Más adelante, Paco y Cuadrado dejan de ser sólo ese nombre y apellido indivisibles, y aparece la persona. Una persona pequeña, que como alguien escribía, miraba desde abajo porque no necesitaba mirar desde arriba. Cariño, bondad, inocencia, interés, felicidad. Unas palabras tuyas y de Maripaz llegaron hasta Haití y quedaron grabadas en mi cabeza. Más antepasado.

El Ateneo, la pintura, la familia, Iván, mis padres, amigos, fotos de Carnaval, bailes. Desde entonces siempre estuviste, casi siempre lejos porque la que estoy lejos soy yo. Y ahora estás en la cabaña del bosque, en ese bosque de colores pastel. Un lugar para los antepasados.

miércoles, diciembre 04, 2013

Ramón

Ramón,

Si supieras que tu muerte nos ha transportado a todos a las aulas de un Colegio con olor a incienso y velas solitarias,

Si supieras los borbotones de recuerdos y nostalgia que estamos sintiendo al leernos los unos a los otros, asomándonos a un pasado -cada vez más lejano- que se nos ha quedado incrustado como incrustados se quedaron esos romances en nuestras cabezas...


Si supieras, Ramón, que a veces he dudado de tus métodos poco ortodoxos, y que aún hoy no sé cómo explicar algunos momentos límite que vivimos sentados en el suelo, descubriendo nuestras debilidades y las de los demás…

Si supieras que nunca voy a olvidar el silencio más intenso que he vivido, durante aquella clase en la que nadie dijo una palabra y, mientras nuestras cabezas iban a mil por hora y nos reíamos nerviosos, nos clavabas una mirada que lo decía todo sin decir nada…

Si supieras que el tema de conversación de los recreos tras tus clases eras tú,

Si supieras lo raro que pareces en nuestras historias cuando las contamos a los demás,

Si supieras cuánta razón tenías cuando me decías que me equivocaba dejando tus clases para dirigirme hacia una carrera técnica que nunca ejercí,

Si supieras que un grupo de alumnas tuyas han grabado un video desde diferentes geografías de España y Europa, recitándonos a todos una parte de tí, una parte de nosotros,

Si supieses que algunos de los alumnos que odiaban tus clases han escrito preciosos mensajes explicando cómo han aprendido a entenderte,

Si supieras que con tu muerte, Ramón, nos estás de nuevo invitando a mirarnos dentro, muy dentro, y a compartirlo con los demás...

Ramón, las mezquitas de Níger llaman hoy al rezo con música gregoriana, y los recuerdos flotan vestidos de negro, descalzos, susurrando en castellano antiguo desde continentes lejanos.

jueves, enero 31, 2013

Siempre ha habido pobres y ¿siempre los habrá?

Jonás Candalija- EAPN España

Claro, conciso y concreto...

"La pobreza no es un fenómeno natural; es una vulneración de los derechos básicos de las personas. Esta afirmación, tan simple, encierra muchas de las razones que determinan el enfoque que tienen los medios de comunicación sobre la pobreza y la exclusión social. Una persona no viene al mundo ‘con la pobreza bajo el brazo’, si no que nace y crece en un contexto de pobreza que determina su vida y la de su comunidad.

La teoría de los marcos de referencia de Lakoff explica cómo interpretamos la realidad a partir de marcos conceptuales que tenemos en nuestra mente, incluso inconscientemente. Cuando nos llega una información que no encaja en nuestro marco mental la desechamos rápidamente. Esta teoría se manifiesta habitualmente en las informaciones sobre pobreza y exclusión social. Estamos acostumbrados a verlas y analizarlas desde una perspectiva ‘fatalista’, que exime de responsabilidades a sus culpables, y ante las que poco podemos hacer salvo compadecernos y mirar para otro lado. Cuando hablamos de pobreza y exclusión social resulta imprescindible contextualizar el fenómeno y no transmitirlo como una realidad aislada de personas que viven al margen de la sociedad. Son personas que están a nuestro lado pero a las que dejamos de lado mediante decisiones políticas y económicas. Claro, conciso, correcto.
 
El periodismo corre el riesgo de tratar la pobreza como una noticia aislada, puntual y descontextualizada, siempre referente a una realidad inevitable y situando el foco informativo sobre el drama y el estereotipo, a veces con la excusa de ‘la denuncia’ o de ‘sacar a la luz un problema’ y pasando por encima del derecho a la intimidad y el honor de las personas afectadas. ‘Siempre ha habido pobres y siempre los habrá’ ¿Cuántas veces hemos oído esto? Los medios de comunicación no pueden ser cómplices de la perpetuidad de estereotipos adquiridos. Tienen que ser rigurosos para ser creíbles y una buena prueba de fuego es el enfoque que escogen a la hora de informar sobre realidades ‘sensibles’. La pobreza y la exclusión social son realidades complejas de analizar, por lo que representan una buena vara de medir la calidad de los medios informativos.
 
En este sentido, mucho se ha hablado sobre la ‘invisibilidad’ de la pobreza en los medios de comunicación. La invisibilidad no se refiere únicamente a su falta de espacio en las agendas, sino a la carencia de información sobre sus profundas causas y consecuencias, que son silenciadas con el fin último de no cuestionar la responsabilidad que tienen sus responsables políticos y económicos. En un proceso maquiavélico del capitalismo, la pobreza tiene víctimas y verdugos. Mientras los medios apuntan siempre hacia las víctimas, ya sea desde un enfoque paternalista, ya sea desde una perspectiva ‘culpabilizadora’ de su situación, la pobreza y la exclusión social se extienden como una mancha de aceite que cada vez toca a más personas, sobre todo en países como España, que no cuentan con mecanismos de protección social consolidados y fuertes.
 
En resumen, la pobreza no es un fenómeno anecdótico, es un problema estructural y como tal debe ser tratado en los medios de comunicación. No es un hecho coyuntural surgido de la crisis económica y financiera. Es una consecuencia de decisiones políticas y económicas de un sistema desigual, injusto e insolidario, que determinan el presente y el futuro de millones de personas en todo el mundo."

domingo, agosto 05, 2012

Medalla de plata de los abusos del mundo





Níger es uno de los países más pobres del planeta. Y no es ésta una afirmación aleatoria para poner de manifiesto que es un país africano, pobre, sumido en la miseria, no; Níger es el país numero 186 (de 187) según su IDH (Índice de Desarrollo Humano). Está entre los Top 3 de los récords de la vergüenza y la injusticia social. Està en el pódium de la aplastante realidad que vomita cada día sobre millones de personas, aplastante realidad que se caga en la lógica, en lo justo, en lo moral y en lo ético. Níger es medalla de plata de la indiferencia, medalla de plata de los disparates y los abusos del mundo.
El Índice de Desarrollo Humano mide el grado de desarrollo de un país integrando parámetros más allá de los meramente económicos, como la salud y la educación. La fórmula que aplica para alcanzar el IDH es compleja (no merece aquí un análisis más profundo) y ha sido asumido como el indicador màs exacto para de hecho medir “cómo vive la gente” en cada uno de los países "reconocidos" por las Naciones Unidas o, en otro caso, países que pueden suministrar datos y estadísticas (notese que Somalia ni siquiera aperece en la lista...).

Adivináis cuales son los top 3 de la abundancia y el bienestar según el Informe de Desarrollo Humano de 2011? Noruega, Australia y Países Bajos (seguidos por EE.UU, lo cual lo cierto es que me sorprende); y adivináis cuales los 3 Tops de la miseria y la desesperación? República Democrática del Congo, Níger y Burundi (seguidos de Mozambique y Chad). España està en el puesto 23 (y bajando, claro), Italia en el 24, Cuba en el 51… A quien le interese, es este link podréis ver la lista completa (lo de Wikipedia es espectacular…):
Pues el país medalla de plata de este Top de la injusticia global resulta que tiene indicadores crecientes de prosperidad en el plano macroeconómico (se espera un 11% de crecimiento este año). Indicadores macroeconómicos que tienen muy poco que ver con la situación en la que viven los nigerinos y nigerinas.
Níger es observador pasivo de la explotación de recursos naturales en su territorio (Uranio explotado por una empresa francesa, por jemplo, y cuya extracción contamina y perjudica el medio ambiente), pero es observador o “sentidor” activo de las bárbaras consecuencias que las medidas impuestas por el FMI y en Banco Mundial están teniendo en la población: la deuda ha aumentado en los últimos años, la competitividad de la producción local se ha visto mermada por la apertura del mercado a empresas multinacionales, la privatización ha llegado hasta los servicios básicos… medidas estructurales con ánimo de lucro, todo un clásico.
Un clásico frustrante, y enervante.
Pero con todo esto, de nuevo la humanidad se impone para decirnos que las personas podemos con todo, y que no hay indicadores ni listas para describirnos. Níger es un país espectacular, habitado por gente espectacular; gente que lucha, gente que vive.
En próximos posts el Níger que, como todo país, no entiende de listas ni de índices. En próximos posts el Níger que es, un Níger único y original.  

jueves, agosto 02, 2012

La hora de la ruptura

La hora de la ruptura... Suena a reflexión radical aunque hoy, con la que està cayendo, con la que nos està cayendo, nada es suficientemente radical; sólo lo que està pasando es tan macarra que cuesta trabajo creerlo (de entenderlo ni hablamos).

La hora de la ruptura es el momento que todos están esperando desde antes incluso de levantarse. La hora de la ruptura es el momento en el que està permitido comer y beber hasta la saciedad, en familia, en cantidades y calidades inmejorables –recuérdese que “inmejorable” es un adjetivo subjetivo y que por tanto no aplica igual para todos-. El mes del Ramadàn cambia los hábitos de las personas y el ritmo de la ciudad. Todo va más despacio, como un mes de agosto en Sevilla.  

Me pregunto si en nuestro país habría que sugerir a más de uno la práctica del Ramadan. También denominado Kareem, “el mes generoso”, dicen que te acercas màs a Dios -a Alà en este caso,  ambos en mayúscula- y que te ayuda a limpiarte y a ser mejor persona. Quien nos dice que un Ramadán bien hecho no nos ayudaría a limpiar las pelusas que hay debajo de la cama y a ser un poco mas solidarios con los nuestros y con los de màs allá?

La hora de la ruptura significa la hora de romper con el sacrificio y darse al placer, aunque contenido. Esta contención demuestra autocontrol, voluntad y disciplina. Los niños están exentos, asi como las mujeres embarazadas y las personas mayores o enfermas.

Pero contención y ruptura son la antítesis la una de la otra. Como podrían la contención y la ruptura conjugarse en depende qué contexto?

No se puede romper con alguien conteniéndose (o rompes o no rompes oiga, pero la ruptura contenida no existe), así como no puede uno, o no debe por ser una soberana gilipollez, contenerse de romper con ese mismo “alguien” (o con un "alguien" diferente).

Se puede romper con un embarazo no deseado (al menos se podía), y dicen que se podría contener la prima de riesgo. En cambio, la prima de riesgo no rompe, no acaba de explotar oye; y es curioso, porque parece que cada dos semanas alcanza nuevos máximos que nos acercan al cataclismo total, al borde del dichoso precipicio. Pero qué va, no acaba de romper, no acaba de explotar (como cuando bailamos un tema de House en una discoteca).

Gallardón nos intenta convencer de que no rompamos con nuestro embarazo no deseado: hay que contenerse, nos repite, aunque la criatura vaya a tener una vida de mierda con la que a su vez no podrá romper legalmente. Muy listo el Sr. Gallardón, muy listo, muy oportunista, muy machista y sobre todo muy de derechas. Y pensar que este señor consiguió seducir a muchos (tengo que decir que a mi jamàs me sedujo) insinuándose como el más “pogre” de los peperos. Te estàs luciendo Gallardón.

La hora de la ruptura significa muchas cosas. Estos días significa en Espanya desmantelar una forma de vivir y de pensar, destrozar estructuras y derechos que ya nadie cuestionaba, despertando debates que parecían superados. La hora de la ruptura significa que ya esta bien, significa que no se puede abusar del poder –por muy democráticamente que haya sido otorgado- y de lo coyuntural para reventar los cimientos de todo lo que nos importa y nos preocupa.  

No considero que el ayuno sea la solución, claro. Pero se me antoja que habría que encontrar la manera de romper para ensayar nuevas fórmulas mientras contenemos la hemorragia:

Parece que todo el mundo sabe que la política económica que defiende Merkel es un error bíblico, igual que todos sabíamos (no había que ser muy espabilado) que la maldita burbuja inmobiliaria pincharía. Pero hoy seguimos con el ronroneo (o el ladrido) de la contención del déficit y el gruñido de la disciplina presupuestaria, igual que se seguía en nuestros años de bonaza especulando con el suelo y traficando con el ladrillo. Del pinchazo salieron mal parados unos pocos inversores y promotores (otros muchos se hicieron de oro, tienen hoy sus cuentes en Suiza y que son ademàs los que nos gruñen y ladran sin parar), pero del control de déficit y el rigor presupuestario no salen vivos mas lo que tienen sus cuentas en Suiza… nos están ladrando y gruñendo en la misma puerta de nuestra casa, por la tele, en los periódicos, a través de la radio… Todo el puto dia con el "run-run".

La hora de la ruptura significa muchas cosas, o no significa nada. Podemos escuchar los ladridos y gruñidos, pero podemos también subir el volumen y hacer lo que nos de la gana. Podemos hacer lo que nos venga en gana si nos lo creemos y somos consecuentes con lo que hacemos, caminando hacia donde queramos ir. La hora de la ruptura esta en las entrañas de cada acción que emprendamos y de cada decisión que tomemos, mientras la indiferencia y la pasividad lo nublan todo.  

Y yo no quiero vivir en un mundo gris.  

sábado, febrero 11, 2012

Como los cangrejos




Leer las noticias de Espanya desde otro continente es, si cabe, más deprimente y doloroso que cuando las lees mientras te tomas el café y la tostaza con aceite, tomate y ajo en el bar de siempre, en tu barrio:

Leer cómo se resquebrajan todos los valores en los que crees; comprobar cómo se pervierten algunos de los pilares básicos de nuestra sociedad, garantes del Estado de Derecho; sospechar cómo van a ser revisados algunos de los avances en cuestión de derechos de los últimos anyos y que nos hacían sentir realmente orgullos, después de haberlos usado como justificación casi exclusiva (hay otras cosas que no se pueden justificar) para decirle a algunos: "Joder, la primera legistatura no estuvo tan mal"; intuir que algunos de los "pasos atrás" -"saltos" me atrevería a decir- serán irrecuperables, o costará muchísimo andarlos de nuevo...

Leer, comprobar, sospechar e intuir desde otro continente es mucho más frustrante porque no puedes hacer nada. Lo único que puedes hacer es escupir tu rabia escribiendo lo cabreado que estás. Pero el cabreo hasta ahora no ha conseguido nada de nada, así que el cabreo "on line", el cabreo que flota desde África para colarse en nuestro país de buenos y malos (yo tengo clarísimo quiénes son los buenos y quiénes los malos, y me paso ya la tolerancia por los cojones), ese cabreo flotante no es más que un hedor a podrido más que, entre todo lo que está en proceso de descomposición en estos días, no es siquiera perceptible.

Y de leer, comprobar, sospechar o intuir se pasa a sufrir o delirar cuando se piensa en por qué están así las cosas... y es que así son porque así las hemos (las han) elegido. Sin más.

Así que parece que lo que queda es seguir caminando hacia atrás como los cangrejos, y comprobar cuánto cabreo somos capaces de acumular.

domingo, enero 22, 2012

“China! China!”

A veces los pequenyos detalles te dan las pistas más contundentes de cómo están cambiando las cosas, de cómo está cambiando el mundo:

En Etiopía, como en muchos países africanos, los ninyos a los extranjeros, en lugares remotos, nos gritan “China!, China!”. Me pareció incredible, me sorprendió mucho… ahora los blancos en África somos “chinos”. Cómo está cambiando la película, y cómo está cambiando la balanza del poder.

China está contruyendo infraestructuras masivamente en muchos paises africanos. El “banco chino”, para los gobiernos africanos, es mucho más cómodo que el Banco Mundial o el FMI, y las negociaciones bilaterales con China son sin duda más sencillas que aquellas que imponen condiciones fiscales imposibles y cambios estructurales que persiguen imitar los modelos liberales de los países occidentales. Sí, esos modelos que se están desmoronando en estos días y que aún así siguen defendiendo las agencias multilaterals y los gobiernos de nuestros países, tan sabios y subnormales a la vez.

Quién sabe... quizás nosotros también, en algunos anyos, en lugar de Merkels y Sakozys, tendremos Hu Jintaos y Wen Jiabaos...

China, China!

martes, enero 17, 2012

"Probando-probando", y dándole vidilla al blog desde Etiopía









Durante unos dias no tuve acceso al blog y pensé que habia perdido todo lo que durante estos anyos he ido escribiendo y publicando.

Esto es una prueba y un previo a una serie de posts desde el Cuerno de África.

Primeras impresiones: Introducción a Etiopía













Llevaba meses con el blog abandonado, pero ahora tengo material, mucho material para compartir… Tendréis que disculpar alguna errata en el texto, consecuencia de estar escribiendo desde un teclado en inglés –a veces el corrector, que a menudo es un buen aliado, no sólo no me corrige sino que me la juega cambiándome palabras a su versión en inglés, y eliminando acentos y enyes...-.

Hoy escribo desde Somali Region, desde el Campound de WFP (World Food Programme), único sitio en el que hay acceso a internet en Gode, bajo un árbol y rodeada de mosquitos (joder, si pudiese los exterminaria a todos, sin precuparme ni un segundo por el equilibrio del ecosistema). Tengo que empezar con una cadena de impresiones personales (es probable que resulten superficiales, pero así son las primeras sensaciones cuando una es nueva en un lugar):

Al leer sobre Etiopía, multitud de autores coinciden en que es una país único, diferente. Diferente al resto de países de la región, y diferente a todos los demás. Y hasta el momento, aún desde mi ignoracia, me parece una definición muy exacta.

Etiopía se siente muy orgullosa de ser el único país africano que no fue realmente colonizado por ninguna de las potencias europeas (las potencias europeas de la época, claro, porque ahora con la que está cayendo esto de “potencia” tiene otras connotaciones…). Los italianos hicieron un intento y, aunque consiguieron ocupar una parte del territorio durante algunos anyos, fueron finalmente explusados por los etíopes en los anyos cuarenta.

Otra de las singularidades de Etiopía es que es el único país en África donde se practica el cristianismo ortodoxo (otros enclaves de esta religión son los Balcanes, Rusia o Grecia). Coexisten en Etiopía Ortodoxos y Musulmanes en absoluta armonía. Y cuando digo absoluta armonía quiero decir que trabajan juntos y viven en los mismos pueblos y ciudades, y en paz. En cuando se comienza a observar a las gentes de Addis, en seguida llama la atención cómo hombres y mujeres van cubiertos con panyuelos grandes, blancos en su mayoría, desde la cabeza hasta la cintura. Es un complento básico para los y las ortodoxas; básico por lo extendido de su uso, y no por su obligatoriedad. Llevan los panyuelos con una elegancia que impresiona. Yo me he comprado uno, pero no hay manera… se me descuelga por un lado, lo arrastro por el otro… nada, lo nuestro parece que son los trajes de gitana. A ver si es verdad.

Son muy guapos y guapas los etíopes. En realidad tengo que decir que ellas son más guapas que ellos, en general y a mi pesar. Sí, amigos, semejantes bellezones por todos lados, que hasta a mí me hacen girarme cuando voy andando por la calle...

Hay una interesante variedad de colores de piel en Etiopía. Los etíopes –creo que en general los de las highlands, desde Addis hacia el norte- se autodenomian “rojos”. Ellos son rojos, no son ni negros, ni blancos. Y es cierto que no tienen las facciones o color del África subsahariana: yo diría que hay una mezcla de facciones entre el África negra y paises árabes.

El país es inmenso, y con gran variedad de climas y paisajes. Addis Abeba es la segunda capital más alta del mundo, tras Katmandú. Hace frío por la manyana y por la noche, pero cuando pega el sol puedes sentir que estás cerca de él, que estás en la montanya. Hacer deporte en Addis es todo un reto, acabas reventao (y no es que yo esté en baja forma, es la altitud… qué gran excusa me he buscao, eh). En el resto de regiones -son once en total-, se pueden encontrar desde zonas extremadamente áridas (desierto puro), hasta zonas fértiles y con abundante agriculturta y ganadería.

Parece un clásico decir que la gente aquí es encantadora, pero tengo que decirlo. Addis es una ciudad muy fácil, accessible, muy segura (la criminalidad es casi inexistente), y los extranjeros (aquí nos llaman “foringis”) están muy mezclados y repartidos por los diferentes barrios. No existen los bares de expatriados, o restaurants de blanquitos, como en otros países en los que he estado. Parece haber una amplia clase media etíope que sale a divertirse, y que diluye nuestra presencia. Y eso está muy bien. El tráfico no es exagerado, y se puede caminar tranquilamente por la calle a cualquier hora del día o de la noche (nada que ver con el caos de Nairobi, por ejemplo), o tomar taxis públicos en cualquier momento. Es fácil, muy fácil la interacción con etíopes en cualquier lugar, y la gran mayoría al menos chapurrean ingles, de forma que la comunicación está asegurada.

El Cuerno de África (Etiopía, Kenya y Somalia fundamentalmente) sufre desde hace unos meses una declarada emergencia por escasez de lluvias, y por tanto escasez de agua, pérdida de medios de vida –fundamentalmente causada por la muerte de cabezas de ganado- y por tanto hambruna. Somalia, (se le puede llamar estado aunque le pongamos el apellido “fallido”?) es el país que más severamente esta sufriendo esta crisis humanitaria, por razones obvias: a la sequía se le suman todos los elementos del conflicto, elementos que no traen más que violencia, sufrimiento, hambre y muerte. Millones de personas están afectadas por esta crisis que, por otra parte, no es nada nuevo aunque estos meses haya salido algunas veces en los medios (solo algunas veces, pero no las suficientes). Somalia es una de las verguenzas del mundo, es un país que lleva décadas olvidado por todos, un país que no puede ofrecer a su gente más que miseria y dolor, y es un país por el que todos, todos nosotros deberíamos sentirnos responsables y avergonzados. No, no es nada nuevo lo que está pasando en Somalia, y ésta no es ni será la primera ni la última sequía que afecta a la región.

Y ahí quedan mis primeras impresiones… una aproximación a la historia de Etiopía en el próximo post.

viernes, abril 01, 2011

Cómo está el patio

domingo, enero 09, 2011

De aventuras y desventuras




En la historia de Haití hay algunas aventuras pero hay, sobre todo, desventuras. La primera República Independiente Negra del planeta en 1804, el primer país de la historia en que se abolió la esclavitud -éstas son algunas de sus aventuras-, tiene en su haber una historia desgarradora -éste es el resumen de sus desventuras-, que ha derivado en un país arrasado.

2010 ha sido un año “para olvidar” en Haití, y para recordar. Todos los que hemos estado involucrados en la respuesta al terremoto, así como aquellos que se han incorporado al operativo humanitario tras el comienzo de la epidemia de cólera, coincidimos en que ésta es una operación muy especial, en un país también muy especial. El desastre que tuvo lugar el día 12 de enero, y los meses sucesivos, han sido únicos por varias razones, y presentan algunas especificidades y peculiaridades que no debemos olvidar:

 Ha sido el mayor desastre ocurridos en el Hemisferio Norte, habiendo destruido millones de hogares y tras el que murieron más de 200.000 personas. Los daños materiales fueron enormes, y nos demuestran la extrema vulnerabilidad de este país.

 El epicentro del terremoto tuvo lugar en un entorno urbano de las características de Puerto Príncipe, una ciudad en la que ya antes vivían en condiciones de pobreza extrema cientos de miles de personas, y en condiciones de hacinamiento muy acusado. Un desastre de esas dimensiones en un entorno urbano complica extremadamente la respuesta, y las soluciones técnicas a problemas básicos como el alojamiento son muy complejas.

 Las autoridades e instituciones haitianas sufrieron el desastre enormemente, habiendo quedado destruidos edificios gubernamentales, ministerios, comisarias… y habiendo fallecido funcionarios y altos cargos del estado. Este hecho complicó enormemente la reacción del Gobierno de Haití, y de sus instituciones.

 Igualmente, la Comunidad Internacional sufrió los efectos del terremoto muy intensamente, y decenas de organizaciones perdimos nuestras oficinas, a personal local e internacional y, en definitiva, capacidad de respuesta inmediata. Las NN.UU sufrieron bajas muy importantes, y la reorganización de las estructuras operativas de las diferencias agencias tomó algún tiempo. Esto tuvo una repercusión obvia en la activación de las mesas sectoriales de coordinación, que por mandato son lideradas por las autoridades locales y diferentes agencias de NN.UU.

 Algunos aspectos logísticos clave para asegurar el comienzo de la respuesta tras el desastre quedaron dañados o eran, directamente, insuficientes. El aeropuerto y el puerto, vías de entrada de toda la ayuda humanitaria, quedaron inservibles durante semanas, dificultando el acceso de contenedores, equipamiento y personal. Las líneas telefónicas cayeron, y tomó algún tiempo que se recuperaran. Hubo que implementar sistemas de radiocomunicaciones a nivel local muy rápidamente, para asegurar una operatividad efectiva, y las comunicaciones con nuestras sedes centrales en Europa era muy complicada. Perdimos nuestras casas y oficinas, y hubimos de instalar campamentos provisionales en los que las condiciones de vida y trabajo eran precarias.

Estas singularidades están, de una u otra manera, aún presentes en el proceso de reconstrucción de Haití. Recordemos que antes de 2010 Haití presentaba ya importantes retos en su desarrollo, aspectos estructurales en los que se estaba trabajando en el marco de programas de desarrollo. Qué vulnerable este país… estos procesos de desarrollo son periódicamente interrumpidos por desastres que requieren la atención de todos, y que nos obligan a comenzar de cero una y otra vez…

Hoy, cientos de organizaciones seguimos trabajando a un ritmo frenético en Haití, en diferentes sectores. El enorme despliegue de una organización como la nuestra pone de manifiesto el compromiso para con Haití de la sociedad civil que apoyó con sus aportaciones, conmovida por la trágica situación humanitaria tras el terremoto, además de la Comunidad Internacional que, tras la conferencia de Nueva York comprometió alrededor de 5.300 de millones de dólares. Un alto porcentaje de todos los recursos que han llegado ya a Haití se ha canalizado, hasta el momento, a través de ONG y Organizaciones Internacionales o locales. Es necesario que los estados donantes cumplan sus compromisos y comiencen a apoyar al Gobierno de Haití –una vez culmine el proceso electoral- de forma bilateral para dotarlo de recursos y que, con el apoyo de las N.UU y resto de socios internacionales, puedan liderar el proceso de reconstrucción.

Los retos logísticos en Haití son aún variables que no podemos ni debemos obviar. Una ciudad congestionada por un tráfico salvaje en la que ir de una reunión a otra supone más de una hora de cláxones y tubos de escape, un país desforestado que casi no produce nada pero que lo importa todo, una aduana portuaria pequeña y limitada, insuficiente para las cantidades de contenedores que llegan cada semana, un único aeropuerto en todo el país con capacidad para recibir aviones de carga, una burocracia heredada, pesada y no lo suficientemente ágil, un país en el que no puedes encontrar de todo, infraestructuras viales defectuosas o inexistentes, o dificultades para conseguir un buen acceso a internet que permita trabajar cómodamente. Una ciudad donde los precios se han disparado (los precios de las viviendas, de productos en el supermercado…), y que ya antes eran escalofriantes . Éste es el Haití de hoy, y algo parecido era el Haití de antes con una diferencia importantísima: El terremoto ha visibilizado mucho los retos que presenta este país, pero el compromiso debe ir más allá de la reconstrucción y recuperación tras el terremoto. Debe perseguirse la reconstrucción como un proceso sostenible, que asegure la mejora de las condiciones de vida en Haití.

Duele. Duele ver que desde octubre, por si no teníamos suficiente, han muerto ya más de 3.330 personas como consecuencia de una epidemia de cólera que aún no hemos conseguido frenar y que se ha extendido ya por todo el país habiendo afectado a casi 150.000 personas. Los esfuerzos que todos estábamos haciendo se han multiplicado, y aún no salimos de nuestro asombro. ¿Hasta cuándo? En medio de un proceso electoral que aún no ha culminado, autoridades y organizaciones luchamos por frenar el número de contagios y por mejorar la asistencia sanitaria; de nuevo nos topamos con las dificultades previas al terremoto (falta de acceso a servicios básicos), que se encargan de recordarnos que no debemos pensar sólo en reconstrucción sino en desarrollo.

Suerte que Haití tenga la población que tiene. Y suerte que el futuro de Haití esté en las manos de su gente porque son implacables. Irreductibles. Incansables. Héroes en la miseria y la confusión, y con una capacidad de recuperación admirable. Hemos de evitar que se conviertan en héroes en el olvido, en héroes invisibles. Convirtamos las desventuras en aventuras.

Haití ahora no tiene otro presente que aquel que nos hace soñar con el futuro, y para asegurar su futuro tenemos que mantener nuestro compromiso. Desde nuestra parte ese compromiso está asegurado.

domingo, abril 18, 2010

Pero no te olvides de Haïti

Pero no te olvides de Haïtí+

lunes, abril 12, 2010

Una nueva normalidad

Ya han pasado tres meses desde el terremoto en Haití, y la gente parece haber recuperado su “nueva normalidad”. Los edificios en ruinas, aquellos que son irrecuperables, presentan en su fachada una pintada roja en la que se puede leer “a démolir”. Los edificios ya están clasificados, y las familias ya se encuentran más o menos instaladas: en sus casas –parece que se va superando el miedo a dormir bajo techo-, en campamentos, junto a las ruinas de lo que era su vivienda o con algún familiar o amigo de acogida.

Los coches de organizaciones humanitarias salpican toda la ciudad, formando parte ya del paisaje cotidiano de Puerto Príncipe e integrándose en los frecuentes atascos a los que, los recién llegados, tanto les cuesta acostumbrarse. Ahora que las escuelas que se mantienen en pie han abierto sus puertas, aparecen de nuevo, tímidamente, los vivos colores de los uniformes escolares (en Haití cada escuela tiene un uniforme diferente) y las trencitas impecables con grandes lazos también coloreados. Es un soplo de vida ver a los niños con sus mochilas cuadradas a la espalda y sus brillantes zapatos de charol camino de la escuela temprano en la mañana.

La situación en los campamentos ha mejorado mucho: el acceso al agua potable y el saneamiento está ya asegurado, se están realizando distribuciones de ayuda humanitaria de una forma ordenada y con un gran alcance, las condiciones de salud son favorables y la atención médica suficiente, se ha asegurado que las familias dispongan de un cobijo con al menos toldos plásticos para protegerse de la lluvia y, en general, los servicios básicos están siendo cubiertos. La primera fase de la respuesta a la emergencia ha tenido, en mi opinión, un impacto muy importante y se han alcanzado los objetivos de asistencia que se tenían previstos.

Los campamentos son ya “barrios” en los que hay cibercafés, peluquerías y tiendas de alimentación, en los que a la hora de comer las madres cocinan arroz y habichuelas para toda la familia y donde los domingos hay misas en tiendas acondicionadas para ello. La gran preocupación de la gente es ahora la época de lluvias y huracanes y, aunque están acostumbrados a afrontarlas cada año, el temor de que ésta sea una temporada complicada es compartido por todos.

Ahora comienza la verdadera reconstrucción de Haití. En paralelo a la provisión de agua potable, la mejora de las condiciones sanitarias, la distribución de ayuda y otras actividades propias de la ayuda humanitaria, se comienzan a definir las estrategias e intervenciones que constituyan soluciones más permanentes para los afectados por el terremoto y que contribuyan al desarrollo del país, a saber:

-Alojamientos progresivos que, además de proporcionar un cobijo seguro e inmediato a las familias, tenga la versatilidad de ir convirtiéndose, progresivamente, en una vivienda más confortable y completa, acompañada de sus infraestrcuturas básicas de agua y saneamiento.

-Reconstrucción de escuelas, centros de salud y otros centros públicos o comunitarios

-Apoyo al sector educativo mediante la dotación de aulas temporales que sean una alternativa mientras se reconstruyen las escuelas

-Soluciones de agua y saneamiento más permanentes, y trabajo en promoción de buenos hábitos higiénicos en las comunidade vulnerables

-Proyectos que apoyen el desarrollo económico de familias y comunidades, y su seguridad alimentaria

Son muchas cosas que se pueden y se deben hacer, mucho trabajo y esfuerzo que invertir. La conferencia de Donantes de Nueva York ha puesto de manifiesto el compromiso de la Comunidad Internacional, y el Gobierno de España ha dado un gran ejemplo con su apuesta por un país que debe recostruirse paso a paso, con el acompañamiento y el apoyo de todos.

Esta “nueva normalidad” que se vive ahora en Haití debe ser una normalidad que no deje de estar empapada en progreso, ilusión y empeño. Los colores de los uniformes escolares lo inundarán todo, las peluquerías y cibercafés serán florecientes negocios familiares, las escuelas serán centros educativos cómodos y equipados y las familias vivirán en casas que las lluvias o huracanes no puedan amenazar con su llegada.

lunes, febrero 22, 2010

Un desastre y una oportunidad

















Cuando trato de mirar atrás para empezar a escribir cronológicamente, toda la información que hay en mi cabeza salta a primera página. Desde el día 12 de Enero el concepto tiempo se distorsiona, no medimos el tiempo en horas, o días, sino en resultados, en avances, o en frustraciones. Y es que cada día se sufren decepciones, e ilusiones; cada día está lleno de momentos intensos, de situaciones complicadas y de retos que superar. Han sido semanas emocionantes, en las que el trabajo en equipo se convierte en el soporte de cualquier acción. Cualquier progreso es una labor realizada entre todos, y cualquier retraso en un problema de todos. Y juntos vamos siempre hacia delante.

Merecen un homenaje los voluntarios de Cruz Roja Haitiana que, afectados directamente por el terremoto, están trabajando desde el principio con toda la fuerza y decisión. Algunos han venido de otras ciudades del país para trabajar en la respuesta en Puerto Príncipe; muchos han perdido su casa, a familiares y amigos, sus trabajos… y son una pieza clave para el equipo. Gracias por estar ahí.

Quiero comenzar con una denuncia firme a algunos medios de comunicación que, si bien son un actor más en los escenarios humanitarios, y muy importante, deben aprender a respetar la dignidad del pueblo desde el que comunican. Es cierto que el desastre es de una magnitud gigantesca, que es un drama sin precedentes, pero el periodista debe cubrir la noticia sin llegar a los extremos amarillistas que se han alcanzado con esta historia.

Debe respetarse a los muertos y a los vivos. Debe evitarse confundir a la audiencia con imágenes de violencia que no son más que episodios puntuales y que ponen a la población haitiana en un papel de salvajismo que no merece. Olvidaron mostrar las actitudes solidarias que han salvado muchas vidas, la lucha que día a día miles de personas mantienen para seguir adelante y para recuperar la normalidad. Si, Haití es el país más pobre de América, y sí, tenía graves retos que superar antes del terremoto, pero Haití es también un país orgulloso y luchador, que no entiende de compasión y misericordia.

Es justo y necesario que toda la comunidad internacional se vuelque en la reconstrucción de Haití, pero son los haitianos y haitianas los que serán los protagonistas de ese proceso; y ellos no merecen la imagen que los medios han mostrado.

Desde que entré en Puerto Príncipe me sorprendió la tranquilidad y entereza de la gente. Viviendo en campamentos espontáneos por toda la ciudad (en plazas, parques, aparcamientos, campos de fútbol...), sin acceso a servicios tan básicos como el agua potable, el saneamiento, la alimentación o la electricidad, miles de personas comenzaban de nuevo. La gente cantaba y rezaba por las noches, agradeciendo estar vivos. Las réplicas, muy frecuentes al principio y más espaciadas después, mantuvieron el nivel de estrés en la población durante las primeras semanas, temerosos de una nueva y fuerte sacudida. Incluso personas cuyas casas están en pie, temían dormir bajo techo por miedo a un nuevo temblor.

Las necesidades más urgentes durante los primeros días fueron la asistencia sanitaria a los heridos y las labores de rescate. Cientos de equipos de rescate se desplazaron desde distintos lugares del planeta para rescatar a los supervivientes que seguían bajo los escombros. El sistema sanitario haitiano estaba colapsado y los hospitales, muchos de ellos dañados por el terremoto (sino destruidos), albergaban a los heridos al aire libre, en los patios o en las puertas. El agua potable y la distribución de ayuda (mantas, toldos plásticos, kits de cocina y de higiene...) comenzaron pocas horas después del desastre aunque las necesidades eran tantas que la sensación era que la ayuda no llegaba. Llegaba, pero era insuficiente.

Los problemas logísticos a los que se enfrentaron en los primeros momentos las organizaciones humanitarias eran enormes, con el aeropuerto y el puerto fuera de servicio, las comunicaciones telefónicas imposibles, graves problemas de suministros (combustible, comida, agua…) o bancos y cajas cerrados durante días. Además, y esto es una singularidad de este desastre, las estructuras gubernamentales quedaron muy dañadas y las agencias de la ONU muy afectadas. Las oficinas de muchas instituciones cayeron o quedaron inutilizadas, entre ellas las de Cruz Roja, dificultando la operatividad y la organización de la respuesta. Sin espacio para trabajar o para vivir, hubo que poner en marcha campamentos y tiendas/oficina que ofrecían unas condiciones de vida y trabajo difíciles. Como consecuencia de este nivel de afección, las labores de coordinación –inmediatas en otros desastres- se complicaron y algunas mesas sectoriales (en general lideradas por agencias de NN.UU) tardaron algunos días en ser operativas.

Con todos estos retos encima de la mesa, la respuesta humanitaria se organizó todo lo rápido que fue posible, y las organizaciones han hecho despliegues muy impresionantes.

A medida que iban pasando las semanas, la vida iba resurgiendo en los campamentos espontáneos que se crearon, y empezaban los negocios informales, la venta ambulante y los puestos de comida. La población se ha organizado rápidamente, y todos los campos tienen sus comités gestores. Estos son los representantes de los habitantes del campo, y facilitan mucho el trabajo en cualquier sector. Realizan sus censos, hacen la lista de sus necesidades más básicas y en muchos casos escriben cartas a las organizaciones solicitando asistencia de una forma oficial, y muy solemne. Organizan las actividades comunitarias, son los interlocutores con autoridades y ONG y una pieza clave para la distribución de la ayuda.

Las condiciones de seguridad están tranquilas y, si bien ha habido episodios aislados o problemas en algunas distribuciones de ayuda humanitaria, en general la gente pacientemente espera la llegada de la asistencia. Se muestran comprensivos y colaboradores, siempre educados, y respetan el trabajo de las organizaciones humanitarias. Es admirable la fortaleza que muestran ante la situación que están viviendo, y ante un futuro aún plagado de incógnitas.

Miles de personas salieron de Puerto Príncipe para regresar a sus lugares de origen, y viven ahora con familiares o amigos en ciudades secundarias del país o en el medio rural. Es muy importante que la ayuda se inyecte también en estas zonas que, si bien no han sido afectadas por el terremoto, han visto modificado su día a día por albergar a mucha población desplazada. Asegurando que la ayuda llega a estos lugares se evitará que se dé un nuevo éxodo a la capital en busca de ayuda humanitaria, que dificultaría mucho el trabajo en Puerto Príncipe, ya de por sí complicado por ser un entorno urbano y altamente poblado.

Los retos son muchos, y el proceso será largo. La fase de emergencia será prolongada en el tiempo, y la temporada ciclónica está a la vuelta de la esquina. Cada vez que llueve no podemos evitar mirarnos y sentir que ahí fuera miles de personas no tiene dónde resguardarse. Los campamentos amanecen llenos de barro y las condiciones de saneamiento, ya complicadas por falta de drenajes y escasez aún de letrinas, se hacen más urgentes y complejas. La incertidumbre sobre la posibilidad de reubicaciones de población está en boca de todos y las soluciones técnicas al problema del cobijo son muy complejas dado el estado de hacinamiento y las incógnitas sobre la permanencia de los campos de desplazados, que en muchos casos se encuentran en terrenos privados o plazas céntricas.

Es triste ver la ciudad de Puerto Príncipe así, venida a menos, pero creo que ésta puede ser una oportunidad para Haití. Puede ser la oportunidad para reconfigurar este país y asegurar un desarrollo sostenible. Es el momento de invertir en las zonas rurales, en las ciudades secundarias para ofrecer oportunidades y servicios a la gente que se ha desplazado, despejando la ciudad de Puerto Príncipe mientras se reconstruye y evitando que de nuevo se convierta en la capital del hacinamiento y la masificación. Es una responsabilidad de todos los que estamos trabajando aquí apoyar este proceso para que Haití en unos años se convierta en un país que puede asegurar servicios a su gente, un país en el que se pueda vivir con dignidad.

La oportunidad está ahí; no va a ser fácil, pero es posible.

jueves, diciembre 10, 2009

Frente a una grave emergencia





Hoy, 56 periódicos en 45 países han decidido dar el paso sin precedentes de hablar con una sola voz a través de un editorial común. Yo me sumo a esa iniciativa. Lo hacemos porque la humanidad se enfrenta a una grave emergencia.

"Si no nos unimos para emprender acciones decisivas, el cambio climático causará estragos en nuestro planeta y, con él, en nuestra prosperidad y nuestra seguridad. Los peligros son evidentes desde hace una generación. Ahora, los hechos han empezado a hablar por sí solos: 11 de los últimos 14 años han sido los más calientes que se registran, el casquete polar del Ártico está derritiéndose y la increíble subida de los precios del petróleo y los alimentos el año pasado nos ofrece un anticipo del caos que se avecina. En las publicaciones científicas, la cuestión ya no es si la culpa es de los seres humanos, sino cuánto tiempo nos queda para limitar los daños. Y, sin embargo, hasta ahora, la respuesta del mundo ha sido débil y desganada.

El cambio climático se ha ido produciendo durante siglos, tiene consecuencias que persistirán para siempre y nuestras perspectivas de controlarlo se van a decidir en los próximos 14 días. Pedimos a los representantes de los 192 países reunidos en Copenhague que no vacilen, que no caigan en disputas, que no se echen las culpas unos a otros, sino que aprovechen la oportunidad surgida del mayor fracaso político contemporáneo. Ésta no debe ser una lucha entre el mundo rico y el mundo pobre, ni entre el Este y Occidente. El cambio climático afecta a todos, y todos deben resolverlo.

La base científica es compleja pero los datos están claros. El mundo necesita tomar medidas para limitar el ascenso de la temperatura a 2 grados centígrados, un objetivo para el que será preciso que las emisiones mundiales alcancen su tope y empiecen a disminuir entre los próximos cinco y 10 años. Una subida mayor, de 3 o 4 grados centígrados -el mínimo aumento que, siendo prudentes, podemos prever si no se hace nada-, secaría los continentes y convertiría tierras de cultivo en desiertos. Podría extinguirse la mitad de todas las especies, millones de personas se verían desplazadas y el mar inundaría países enteros.

Son pocos los que creen que, a estas alturas, pueda salir de Copenhague un tratado perfectamente definido; sólo fue posible empezar a avanzar verdaderamente en esa dirección con la llegada del presidente Obama a la Casa Blanca y el cambio total en la política de obstruccionismo que Estados Unidos mantenía desde hace años. Y el mundo sigue estando a merced de la política interior norteamericana, porque el presidente no puede comprometerse por completo a emprender las acciones necesarias hasta que el Congreso lo autorice.

Pese a ello, los políticos, en Copenhague, pueden y deben ponerse de acuerdo en los elementos esenciales de un acuerdo justo y eficaz y, sobre todo, en un calendario firme para que ese acuerdo se convierta en tratado. Deberían imponerse como plazo la reunión de la ONU sobre el clima que se celebrará el próximo mes de junio en Bonn. Como dice un negociador: "Podemos ir a la prórroga, pero no podemos permitirnos el lujo de volver a jugar el partido".

El núcleo del acuerdo debe ser un pacto entre los países ricos y los países en vías de desarrollo que aborde cómo se va a repartir la carga de luchar contra el cambio climático y cómo vamos a compartir algo que ahora es muy valioso: el billón aproximado de toneladas de carbono que podemos emitir antes de que el mercurio ascienda a niveles peligrosos.

Las naciones ricas son aficionadas a señalar la verdad aritmética de que no puede haber solución hasta que algunos gigantes en vías de desarrollo como China tomen medidas más radicales que hasta ahora. Pero el mundo rico es responsable de la mayor parte del carbono acumulado en la atmósfera, tres cuartos del dióxido de carbono emitido desde 1850. Ahora tiene el deber de tomar la iniciativa, y cada país desarrollado debe comprometerse a serias reducciones que disminuyan sus emisiones a un nivel muy inferior al de 1990 de aquí a 10 años.

Los países en vías de desarrollo pueden destacar que no son ellos los causantes del grueso del problema y que las regiones más pobres del mundo van a ser las más afectadas. Pero van a contribuir cada vez más al calentamiento y, por consiguiente, también ellos deben comprometerse a emprender acciones significativas y cuantificables. Aunque no han llegado a lo que algunos esperaban, los recientes compromisos de los dos mayores contaminantes del mundo, Estados Unidos y China, han sido pasos importantes en la debida dirección.

La justicia social exige que el mundo industrializado rebusque en su cartera y se comprometa a dar dinero para ayudar a los países más pobres a adaptarse al cambio climático y a suministrarles tecnologías limpias que les permitan tener un crecimiento económico sin aumentar sus emisiones. También es preciso fijar la arquitectura de un futuro tratado, con una rigurosa vigilancia multilateral, recompensas justas a cambio de la protección de los bosques y la evaluación creíble de la "exportación de emisiones" para que la carga acabe repartiéndose de forma más equitativa entre quienes fabrican productos contaminantes y quienes los consumen. Y la justicia exige también que la carga que corresponda a cada país desarrollado tenga en cuenta su capacidad de soportarla; por ejemplo, los miembros más nuevos de la UE, a menudo, mucho más pobres que "la vieja Europa", no deben sufrir más que sus socios más ricos.

La transformación será cara, pero mucho menor que la factura de rescatar al sector financiero mundial, y mucho menos costosa que las consecuencias de no hacer nada.

Muchos de nosotros, sobre todo en los países desarrollados, tendremos que cambiar nuestro estilo de vida. La era de los vuelos que cuestan menos que el trayecto en taxi al aeropuerto se acerca a su fin. Tendremos que comprar, comer y viajar de forma más inteligente. Tendremos que pagar más por nuestra energía y utilizarla menos.

Pero el paso a una sociedad que emita poco carbono ofrece la perspectiva de más oportunidades que sacrificios. Ya hay algunos países que han reconocido que hacer esa transformación puede aportar crecimiento, puestos de trabajo y mejor calidad de vida. El flujo de capitales es un dato significativo: el año pasado, por primera vez, se invirtió más en formas renovables de energía que en producir electricidad a partir de combustibles fósiles.

Para librarnos de nuestra adicción al carbono en sólo unas décadas serán necesarias proezas de ingeniería e innovación comparables a las más grandes de nuestra historia. Pero, mientras que la llegada del hombre a la Luna o la división del átomo surgieron del conflicto y la rivalidad, la carrera del carbono debe nacer de un esfuerzo de colaboración para lograr la salvación colectiva.

La victoria sobre el cambio climático exigirá un triunfo del optimismo sobre el pesimismo, de la visión de futuro sobre la estrechez de miras, de lo que Abraham Lincoln llamó "los ángeles buenos de nuestra naturaleza".

Ése es el ánimo con el que periódicos de todo el mundo hemos firmado conjuntamente este editorial. Si nosotros, con puntos de vista nacionales y políticos tan diferentes, podemos ponernos de acuerdo sobre lo que hay que hacer, seguro que nuestros dirigentes también son capaces de hacerlo.

Los políticos presentes en Copenhague tienen el poder de determinar cómo nos juzgará la historia: una generación que vio un reto y le hizo frente, o una tan estúpida que vio el desastre pero no hizo nada para evitarlo. Les rogamos que tomen la decisión acertada."

sábado, diciembre 05, 2009

Agua caliente

A mi me gusta ducharme con agua caliente. Que si, que en el Caribe no hace frío, que la temperatura es suave... pero a mi lo que me gusta es ducharme con agua caliente. Y si no hay, me cuesta ducharme mucho más, y las duchas no son ese agradable momento que nos relaja y usamos terapeuticamente.

En B, cuando vamos, dormimos en una Guest House que no tiene agua corriente, y donde la luz es limitada (ponen el generador hasta las 8 o 9 de la noche, y después, oscuridad absoluta). Ni televisión, ni ordenadores ni musiquita. A las 8 de la noche, a dormir, o como mucho, a leer un rato con el frontal en la cabeza. Y eso en el lugar en que dormimos, porque en el pueblo casi no hay generadores eléctricos y, cuando se hace de noche (a las 5 y media de la tarde), se acaba el día. Un ratito con velas y a dormir.

Yo, cuando voy, no suelo pasar más de dos o tres días seguidos. 2 o 3 días que, si apuro, puedo pasar sin ducharme (B está en la montaña, y ahí si que hace un poco de frío). Para mí es como un campamento, una excursión; es hasta interesante vivir sin baños con agua, o luz electrica ilimitada.

Madame J vive en Baptiste, en el camino que sube hacia la captación de agua. Tiene 5 hijos, 2 de los cuales son bebés. Cuando llueve, el camino se embarra, y se hace complicado, muy complicado. Como todos los demás, no tiene ni agua ni luz. Pero tiene que cocinar todos los días, lavar la ropa de los niños (que deben ir impolutos a la escuela), cuidar la higiene de toda la familia y mantener la casa limpia. Ella y los niños mayores tienen que caminar cada día media hora (¡y son afortunados!), y varias veces, para recoger el agua necesaria. Aunque haya llovido y el camino esté embarrado. Ella, además, tiene que asegurarse de tener carbón o madera suficiente para poder cocinar. La mayor parte de las veces ni siquiera tiene suficiente para hervir el agua que van a beber, así que se la beben como está, y punto. Total, sus estómagos ya se acostumbraron... Alimentar a 5 niños son muchas cazuelas de arroz y habichuleas a la semana. Y cuando hay mercado, además, debe tenerlo todo listo para bajar a vender lo poco que hayan conseguido sacar.

Como nos acostamos temprano, nos ponemos en marcha muy pronto en la mañana. Madama L nos trae el desayuno a la hora solicitada el día anterior (¿a qué hora se habrán levantado para prepararla?). Hoy tenía café, qué bien. Llueve un poco, y decidimos hacer una parte del camino a la captación en coche (4x4, claro). Cuando salimos, son las 6:45 am y ya el pueblo está en plena actividad. Hay mucho barro, pero no mu importa porque llevo mis botas Bestard de goretex. Pasamos por delante de la casa de Madame J.

Regreso a casa, cansada. Hemos trabajado intensamente en B. Abro la nevera, me abro una cerveza fría, y deshago la maleta. Selecciono un disco de flamenco en el iPod, voy al baño y me doy una ducha caliente. Se fue la luz, pero ya predieron el generador eléctrico. Enciendo la computadora y me conecto a internet.

A todos nos gusta ducharnos con agua caliente.

Mucho lirili pero poco lerele

Ya no lo aguanto más. Hombre, ya está bien de discursos conservadores de tinte clerical. Dejen de relacionar la política con los derechos y con la religión como si todos estos conceptos fueran suyos. Dejen de intentar confundir a la sociedad civil como si se hubiese caído de un guindo. Dejen de joder y de impedir la ampliación de los derechos de la gente.

Con el debate de la ley del aborto va a suceder lo mismo que pasó con la grandísima polémica que ocasionó la ley que permitía bodas entre personas del mismo sexo: Mucho lirili, pero poco lerele.

Si señores, los gays y lesbianas se quieren como se quiere cualquier pareja del planeta. ¿Y a ustedes qué les importa que se casen, si es que se quieren casar? ¿Les ha afectado en su vida personal que los homosexuales hayan visto reconocido un derecho del que siempre estuvieron privados? ¿Les hacen daño cuando se casan, o viven igual de tranquilos (o nerviosos) que antes?

Pues sí, la gente tiene relaciones sexuales entre sí porque les gusta. Eso es, porque les gusta. Y al primero de la fila de la misa del domingo, también le gusta.

Atención a la intervención en el Congreso –si si, en el Congreso- de la diputada popular (embarazada ella) Sandra Moneo, que afirmó que la ley del aborto “atenta contra la dignidad de la mujer, privándola del derecho más inherente, el derecho a ser madre”. Y yo me pregunto: ¿mi derecho más inherente, entonces, es el de ser madre? Coño, qué problema, y yo sin saberlo… entonces, yo, al no ejercer mi derecho más inherente, ¿tengo mermada mi condición de mujer? O ¿estoy atentando contra la vida de alguien? Espero que no, porque de verdad, no es mi intención…

Señora Moneo, usted con esa declaración se ha lucido. La ley del aborto no atenta contra la dignidad de nadie, y no merma los derechos de nadie. Lo único que aporta la ley del aborto es la posibilidad de decidir si tener o no tener un hijo. Porque, ¿sabe? Todo el mundo puede echar un polvo (bueno, déjeme decir hacer el amor, que qieda más elegante) y quedarse embarazada sin quererlo. A su hija o a su hijo le podría pasar. Y sí, es un problemón, te quita el sueño, pero sucede, como la vida misma.

Y la gente aborta, todo el mundo sabe que en nuestro país se puede abortar. Yo conozco a mucha gente que ha abortado. Incluso hay gente que aborta y se lo cubre la seguridad social (aunque la mayoría no lo sabe y paga en las clínicas privadas). ¿Sabe cuál es la diferencia? Que ahora, para abortar, las mujeres no tendremos que alegar que estamos desquiciadas, que estamos psicológicamente inestables a causa o desde que nos quedamos embarazadas. Cuando se apruebe la ley, sólo tendremos que decir: Me quedé embarazada, pero no quiero tener un hijo ahora, no es un buen momento para mí. Ya.

No subestimen el trago por el que una mujer, sea de la edad que sea, debe pasar para abortar. Dejen de pensar que somos unas inconscientes y abandonen esos argumentos maquillados de demócratas, que parece que representan ustedes a la más rigurosa Iglesia Católica y seles olvida que representan a la ciudadanía. ¿Piensan ustedes que nos caímos de un guindo? Las razones de una mujer para abortar están por encima de toda conjetura moral de tres al cuarto. Pregúntennos a las mujeres que hemos abortado, y dejen sus discursos "anti-ampliación-de derechos", que ya no están de moda. Ustedes son los mismos que antes estaban en contra del divorcio, y que se divorcian ahora como todos los demás. Hasta en la "mejores familias" se divorcian hoy en día, y sino que se lo pregunten a la casa real.

Y recuerden que los que mejor saben ejercer sus derechos son los ciudadanos. Dénselos, que ellos sabrán como utilizarlos.

De fotografías y optimismo

Adjunto os dejo un link que alguien ha compartido conmigo. Una serie de fotos increibles:

http://www.clarin.com/diario/2009/06/12/conexiones/t-01937879.htm

Un mundo en crisis.

Imaginad que, entre esas imágenes, encontráis también algunas que no sólo ponen de manifiesto el drama y el dolor (que está ahí y hay que enseñarlo), sino que también muestran la fortaleza de la gente, la vida, la alegría, la capacidad de superación, el trabajo colectivo y comunitario, la esperanza de que los problemas vayan resolviéndose, el amor, el sexo...

Imaginemos estas imágenes adicionales y estaremos viendo el mundo tal y como es. El optimismo no es un tesoro inaccesible, úsemoslo.

lunes, septiembre 28, 2009

Le Cap










Le Cap fue la capital de Saint Domingue durante años, hasta que los franceses decidieron trasladarla a lo que ahora es Port-au-Prince, al sur de la Colonia. Saint Domingue era una de las colonial más florecientes de Francia, y Le Cap era llamado el París de las Antillas.

Cientos de miles de hombres y mujeres africanos, raptados de sus aldeas, arrasadas, llegaban a Le Cap en calidad de esclavos, hacinados en galeras. La mayoría morían durante la travesía, aplastados en esas cárceles navegantes, nadando en heces y orina, o muertos de sed y hambre… Cómo cuesta, y cómo duele, asumir lo cabrones que podemos llegar a ser. La historia, y la "no tan historia", está llena de ejemplos.

Los Gran Blancs, franceses terratenientes dueños de grandes extensiones de caña y productores de azúcar, preferían sustituir a los esclavos por otros más fuertes cuando morían o ya no eran rentables, a alimentarlos bien, proveerlos de asistencia médica o asegurar su descanso. Semejante estrategia empresarial…

Los mercados de esclavos eran como un mercado de ganado. Eran peor. Una exposición de producto humano, en fila india y al desnudo: Está permitido tocar, pegar, azotar, violar... Compre amigo, compre, bueno, bonito y sobre todo, muy pero que muy barato.

Aquellos esclavos que tenían la suerte de acabar siendo domésticos (iba a decir empleados domésticos, pero no es el caso) eran los más afortunados. Es cierto que debían soportar las violaciones y humillaciones de los amos día tras día, año tras año, verles la cara, sufrir sus despechos y desaires. Pero vivían más tiempo y se mantenían en mejor estado.

Las corrientes abolicionistas en Saint Domingue eran casi inexistentes entre blancos y mulatos. No se hablaba del abolicionismo en La Colonia. Los negros que se fugaban y eran detenidos sufrían duros castigos, que fueron aumentando en crudeza a medida que las fugas se hacían más y más frecuentes.

El número de Cimarrones aumentaba, y la libertad empezaba a ser un sueño que los esclavos se atrevían a soñar, aunque soñar… soñar también estaba prohibido para los esclavos. El rastro de Makandal (un esclavo africano que había quedado manco) seguía presente desde la ejecución a la que sobrevivió en 1758; convertido en mosquito, se salvó de las llamas y podía vérsele por toda la isla, haciendo visitas a sus hermanos esclavos en forma de lagarlo, de mosca o de pájaro. La insurrección que lideró no resultó, pero despertó la esperanza y encendió la capacidad de soñar.

Siendo ya miles los fugitivos que habitaban en las montañas, bajo el mando de Bouckman primero, Toussaint Loverture después, y Dessalines al final, la revolución y libertad de Saint Domingue fueron posibles en los primeros años del 1800, creándose así una nueva nación bajo el nombre de “República negra de Haití”, la primera república independiente negra del mundo. Bajo una nueva bandera roja y azul, en Haití, “tierra de montañas” (nombre que los indígenas arahuacos –ya desaparecidos- le daban a su isla) todos los ciudadanos serían llamados nègs, y todos los extranjeros blancs, fuera cual fuera el color de su piel -hoy todavía es así-. La maldición de la Colonia había sido el racismo, y había que eliminarlo.

Bonita historia hasta aquí, ¿verdad?.

Ahora Le Cap se llama Cap-Haitienne, Okap en Kreol, y es la segunda ciudad de Haïti, Ayiti en kreol.

La historia y orígenes de la Citadelle y el Palacio de Sousi, que pueden verse en algunas de las fotografías adjuntas y que constituyen dos de los monumentos históricos más importantes del país, merecen unas líneas en sí mismas, porque trasladan a otra etapa interesantísima de la historia de Haïtí. Ayiti en kreol. En un próximo post.