viernes, marzo 07, 2008

Reinventarse a uno mismo






Esta es una de las frases que nunca se me va a olvidar. Me la dijo un muy buen amigo un día de esos de cervezas, cigarrillos y conversación infinita, conversaciones que sólo son capaces de limitar las malditas agujas del reloj. Ese reloj que casi siempre nos gana la partida. Casi siempre.

Existen tantas maneras de vivir como de reinventarse a uno mismo, y es ese “uno mismo” el que ha de inventarse cómo vivir. Y no sólo de inventar se trata - qué fácil sería sino, ¿verdad?-, es que hay que estar tan convencido para afrontar cambios, que a menudo el vértigo (primo hermano de las agujas del reloj) nos acojona tanto que… mejor bajar de las nubes y echarse a dormir.

Lo jodido no es no saber lo que se quiere, es no querer lo que se tiene y querer lo que no se puede tener.

No estar bien con lo que se es, o con lo que se hace, necesariamente ha de ser una llave para abrir alguna de las puertas de ese infinito laberinto conformado por formas de vivir variopintas. El lamento constante, las sensaciones recurrentes de insatisfacción injustificada, o la tristeza crónica inexplicable han de ser casillas de salida hacia la meta elegida; esa meta reinventada previamente.

Nos gusta pensar y soñar en lo que queremos ser porque nos asusta lo que somos. Como si aun no estuviéramos vivos…